Bien por el obispo de Málaga.

Ha salido, muy bien, del lío en el que se metió o le metieron, yo me inclino mucho más por esto y creo que algo sé, y que estaba tomando unas proporciones verdaderamente inauditas.

Me reafirmo en lo que ya dije. Es un buen obispo y es inteligente. Y la salida es de chapeau. Plena obediencia al Motu y correctísima interpretación del mismo. Ahora la pelota está en el tejado de los malagueños que quieren la misa tradicional. Pero lo tienen mucho mejor que antes. A ver que párroco después de todo este follón se niega con el comunicado del obispado.

Como seguro que los malagueños que deseaban el modo extraordinario han aprendido mucho creo que son inútiles mis recomendaciones pero a pesar de ello yo les haría dos. Que no hagan la petición doce sino cincuenta. Y que se la hagan a un sacerdote que no sea refractario.

No es este el momento de analizar los dos comunicados. Ha imperado el sentido común. Y el sentido eclesial. En todos. Y muy particularmente en el señor obispo. Dije en su día que llegaba a Málaga un excelente pastor. Hoy me confirmo si cabe más en ello. Vaya modo inteligente de resolver el desaguisado. Y en cuestión de horas. Chapeau, monseñor.

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