Cada nombremiento episcopal da lugar a enfrentamientos soterrados. Sobre todo desde la llegada de Benedicto XVI al Pontificado. La nunciatura Baldelli, que acaba de concluir, ayudada por "buena gente" de Roma ha intentado promover candidaturas "clásicas". Por lo que ha sido muy raro que el candidato nombrado por el Papa no figurara en la terna que le había propuesto la Congregación para los obispos.

Contra esta "derechización" de los nombramientos se ha producido una violenta reacción de la izquierda (centro-izquierda), manifestada durante y después del viaje del Papa a Francia y que acaudilló monseñor Simon (Clermont), vicepresidente de la CEF. Incluso hubo un altercado entre Simon y un prelado del séquito papal. Además, aliándose la izquierda con el centro-derecha (cardenal Vingt-Trois)ha conseguido un cierto número de nombramientos.

En definitiva: en la cúpula del edificio episcopal francés se encuentra indudablemente el cardenal de París. Con mayor influencia por acumular en su persona la diócesis de la capital de Francia, la presidencia de la CEF y el ser miembro de la Congregación para los obispos. Por este último título está presente en Roma cada vez que es examinada una terna para una diócesis de Francia. Y cuenta con la connivencia del cardenal Re. Si el próximo nuncio en París es un "moderado" como Renato Boccardo, que afortunadamente ha quedado ya descartado, y no un ratzingeriano como Baldelli, Vingt-Trois sería el dueño absoluto del juego.

Porque en Francia, como en Roma, de la batalla por los nombramientos depende el futuro. Que se juega entre los ratzingerianos y el centro derecha. En Francia entre monseñor Rey y el cardenal Vingt-Trois. En Roma entre el cardenal Cañizares y monseñor Filoni. Lo del cardenal Cañizares lo dice el autor de tan excelente análisis. Yo pienso que tal vez sobrevalora a nuestro cardenal.