Y sonadísima. Nada menos que los cuatro vicarios gaditanos salen a desautorizar al párroco de Santo Tomás, el del pantalón claro en la fotografía, y en defensa del obispo criticado por el sacerdote.
Al día siguiente del artículo ya estaba la respuesta. Otro caso de celeridad inusitada. Pues muy bien los señores vicarios. El párroco contestatario ya se ha enterado de lo que vale un peine.
Y la del y te vas y te vas y te vas y no te has ido ha comprobado como desde ese Cádiz de sus sueños de una noche de otoño también la desautorizan a ella. Porque vaya si ha entrado al trapo los señores vicarios. Y menudo revolcón al Piña. Se ve que no piensan como usted. A mí me es igual que se autoexilie o no y que sea o no sea seria. Pero si dice que se va no vuelva a la media hora. Y si quiere quedarse pues quédese, que de aquí no le ha echado nadie. Pero no nos haga un vodevil. Ni deje tan patética constancia de que no puede vivir sin leer este Blog que abomina. Y ya tiene pretexto para colgar cuarenta o cincuenta comentarios, diciendo exactamente lo mismo en todos ellos, porque, pobrecita, le han agredido. A usted que nunca agrede a nadie.