No pienso que Don Bernardo Álvarez Afonso sea un mal obispo. Pero se empeñó en el sostenella y no enmendalla ante una estupidez de su antecesor, que, solo o acompañado del Sínodo, retiró al Cristo de La Laguna su tradicional escolta de sildados. Con indignación de todos los laguneros salvo de tres o cuatro imbéciles que hay en todos lados.
Me dicen de aquella población que este año el Cristo saldrá con su escolta. Pues muy bien por el obispo.