Juan José Tamayo es una de las voces más críticas con la Iglesia en España. Mejor dicho, contra la Iglesia. No tengo nada que objetarle. Está en su derecho en pensar así y expresarlo.

Sacerdote secularizado y casado, sabe, y todos sabemos, que sus posiciones sólo le comprometen a él. Ya el que las mantenga por convencimiento o por afanes de protagonismo y lucro es cosa suya. Yo estoy convencido de que sin esa actitud de mosca cojonera Tamayo no sería absolutamente nadie y que además él lo sabe. Pero esa es una opinión mía que no es necesario compartir.

Tamayo, entre otras cosas, todas antieclesiales, es el alma de la Juan XXIII y sus Congresos anuales. Sin su empeño, esa asociación en abierto declive que no es ya más que un asilo de ancianos y pronto solamente de asistidos, no existiría. Pero está en su derecho de montar ese sucedáneo del INSERSO eclesial contestatario y yo no se lo voy a reprochar.

Está en puertas la reunión de este año. He visto la convocatoria, el programa y los "apoyos". Pocos. Pero alunos sorprendentes. Por ejemplo la revista de los jesuitas Razón y Fe. Aunque hoy ya no la lea nadie y no sea ni sombra de lo que fue. Los obispos no tienen nada que ver con ella y la responsabilidad de ese "apoyo" recae en el correspondiente padre provincial y en último término en el P. Nicolás,

Pero también apoyan la JOC y la JAC. Juventud Obrera Cristiana y Jóvenes Acción Católica. Y esto, aunque todos sus miembros, que además deben ser todos directivos, quepan en un par de taxis, es ya responsabilidad de nuestros obispos. Que además se gastan una pasta gansa en mantener ese simulacro de la nada.

Últimamente nos quisieron vender el actito de la refundación de la Acción Católica, con presencia episcopal incluida. Yo era muy poco optimista al respecto pero no lo critiqué. Les concedí el beneficio de la duda. Ni un mes ha pasado y ya están dos ramas de la Acción Católica apoyando ese Congreso antieclesial. Pues mejor que no refunden nada y nos ahorramos esa vergüenza.

No tengo el menor interés en saber los nombres de los presidentes de esas dos nadedades muertas. Pero convendría saber, porque es bueno conocernos, quienes son los consiliarios de los apoyantes de tan antieclesial empresa y de que obispos dependen. Supongo que en cierto modo de Atilano pero también serán diocesanos de otro obispo. Que debería llamarles al orden.