Una de cal y otra de arena del obispo de Málaga.
Alfonso Fernández-Casamayor Palacio (Málaga, 1945) es un cura "social". Plaga que asoló a nuestra Iglesia durante muchos años y que parece ya en vías de extinción. No pocos fueron agentes descarados del marxismo y bastantes de ellos cambiaron el sacerdocio por la militancia política en partidos de izquierda caracterizados por su anticatolicismo. Afortunadamente el marxismo se hundió, dejando a muchos de estos compuestos y sin novia y el obrerismo también ha dejado de ser un condicionamiento personal. Ser obrero estable ya lo quisieran hoy muchos y el que tiene tal condición se puede considerar un afortunado. Uno se lo puede cruzar en una carretera, encontrarlo en un supermercado o en la playa con su familia, compartir con él habitación en un hospital de la Seguridad Social sin que nadie se de cuenta de que es un obrero. Si es católico estará en misa a tu lado y en una cervecería nadie sabe si el que está tomando algo a tu lado es un médico, un maquinista de Renfe, un encofrador o un administrativo de Banca. Afortunadamente.
Hoy el gravísimo problema de nuestra sociedad radica en los que no pueden ser obreros. Los cientos de miles de inmigrantes sin trabajo, los jóvenes que no lo encuentran, los parados sin esperanza de salir de esa situación, los delincuentes...
Creo que hoy no tiene el menor sentido especializaciones pastorales como la HOAC o la JOC, aunque algunes se empeñen en seguir manteniendo esas ficciones sin sentido y sin militantes. Pues Fernández-Casamayor es de esos. Y llegó a Consiliario General de la HOAC (1979-1983). Fue también rector del Seminario de Málaga que no es precisamente institución modelo. Y finalmente vicario general de Antonio Dorado. También debe ser algo coquetuelo pues la fotografía que mandó para los Mil nombres de la Iglesia española (2002), naturalmente descamisado, cuando ya tenía más de 55 años, parece de cuando salió del seminario o de poco después.
Monseñor Catalá le ha dado una salida puramente honorífica como deán de la catedral malagueña sustituyendo a Don Francisco García Mota, benemérito sacerdote que cumple este mes setenta y nueve años. Creo que estamos ante una muy buena noticia para la diócesis de Málaga.
Me parece , en cambio, una decisión desacertada de monseñor Catalá su negativa a que en su diócesis se pueda celebrar la misa según el modo extraordinario. A una respetuosa petición de doce laicos ha respondido que no. Sabíamos de su poco afecto por la misa tradicional pero no creíamos que iba a oponerse tan abiertamente al Motu proprio de Benedicto XVI. Y con razones que nos parecen muy endebles. Una Voce Málaga reproduce la carta del obispo y el que quiera podrá conocer sus argumentos.
Como parece que los solicitantes van a recurrir a Roma tendremos ocasión de saber si la desaparición, mañana mismo, del cardenal Castrillón como presidente de la Comisión Ecclesia Dei va a dejar en agua de borrajas el modo extraordinario de la misa, tragándose el Papa lo que parecía ser su voluntad, o si la reestructuración de aquella Comisión va a seguir permitiendo que los fieles que lo deseen puedan seguir asistiendo o, en el caso de Málaga, poder comenzar a asistir, a esa forma de celebración de la Eucaristía.
http://unavocemalaga.creeblog.com/Primer-blog-b1/Denegada-la-Forma-Extraordinaria-de-la-Misa-en-Malaga-b1-p24.htm