El jesuita Saju.

A mí me parece una vergüenza. Y, además, otra cosa. Veo que hay gente a la que le parece muy bien que uno se haga sacerdote para eso. Pues tienen una idea del sacerdocio muy distinta de la que yo tengo. Y creo tener la de la Iglesia. Todo parecido de este sujeto con el santo cura de Ars no es ni siquiera mera coincidencia. Es que no existe. Y la Iglesia sigue proponiendo hoy como modelo sacerdotal a San Juan María Vianney. No a Carmen de Mairena, a Paquito Clavel o a la Veneno.

Yo pienso que la Compañía de Jesús debería barrer eso. Pero ella sabrá. Aunque, con esos jesuitas, siempre habrá quien piense que para qué existe. Si bien sabemos que esperpentos así son gracias a Dios la excepción. Ahora, una excepción permitida. Vergonzosamente permitida.







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