Dos pesos y dos medidas.

Son un camelo. Apenas tienen permanencia en la Iglesia. No pasan de una caja de reclutamiento de partidos políticos y sindicatos hostiles a la Iglesia. Y sobre todo apenas tienen gente. Lo que por otra parte es una suerte. Pero a los obispos les encantan.

Tienen consiliarios nacionales y diocesanos. Cuestan una pasta. Y no son más que los que piden el modo extraordinario de la misa. Pero para ellos no hay ni un mal gesto. Esos los reservan para católicos fieles.

La fotografía de esa inmensa multitud de miembros de la JOC, muy poquitos más que los que en Málaga solicitaron la misa antigua, la publica Ecclesia. Con un manifiesto de lo más eclesial. Vale la pena leerlo. Pero se ve que esos han nacido de pie. Y a los otros patadas en las espinillas. Me parece una vergüenza.

http://revistaecclesia.com/index.php?option=com_content&task=view&id=11345&Itemid=1
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