Otra petardada del nuncio.

El fichaje de Cristiano Ronaldo por el Real Madrid ha alcanzado unas cifras de verdadero escándalo. La de angustiosos problemas que se podrían resolver con esa cantidad de euros. Cierto que el Madrid hace con su dinero lo que le da la gana pero Monteiro, una vez más, ha estado fuera de lugar. Por muy portugueses que sean él y el futbolista. Y como a este muchachito parece que como no se le digan las cosas no se entera me apresuro a advertirle, por su bien y por el gran cariño que tengo a su persona, que si mañana apareciera por Madrid Ermelinda Monteiro de Sousa Filho e Vasconcelos Motta, una portuguesa que canta el fado como Dios la trajo al mundo pues piensa que la calidez de su voz no precisa de ropa de ninguna clase, el representante del Papa no debe acudir a la representación. Por muy portugueses que sean la Ermelinda y el Monteiro.

Todavía no he leído la última encíclica papal pero tengo el pálpito que lo del Ronaldo éste no es precisamente el modelo de economía que el Papa postula. Aunque tan feliz haga a su ya exrepresentante en Madrid.
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