Un señor obispo. Sí señor.

En el Blog de Masiá de hoy y ante un artículo especialmente penoso, y cuidado que muchos son difícilmente superables en la penosidad, aparece el siguiente comentario:

"Lo siento, pero mi conciencia no me permite dejar de decir algo. Es muy triste ver a un sacerdote tomar a broma algunas afirmaciones de la fe católica que tienen un profundo arraigo y una hermosa significación en la revelación y en la espiritualidad cristianas. Y es triste también ver a tantas personas que dan más crédito a un señor particular que el magisterio y a la tradición de la Iglesia. Así no resolvemos nada ni ganamos en nada. Lamentable".

Y lo firma Fernando Sebastián. El arzobispo emérito de Pamplona. Y posiblemente el más teólogo de nuestros obispos.

Ya era hora de que se rompiera tanto silencio vergonzoso. Ante auténticas barbaridades escritas un día sí y otro también por un jesuita.

No me parece suficiente pero por lo menos hay un obispo que tiene lo que hay que tener. Amor a Cristo, a su Santísima Madre y a la Iglesia. No digo que los demás no lo tengan. Sólo que no se les nota. A Don Fernado, sí. Gracias, señor obispo. Nos ha confirmado en la fe. Que es para lo que están.

Y lo del provincial de Masiá, su prepósito general y la Conferencia Episcopal Española, una vergüenza. Ha tenido que darles una lección un anciano arzobispo emérito.
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