Todo sigue siendo rarísimo en Murcia.
Pues le han despedido. Apoteósicamente. En un acto mal organizado y en un extremo de la diócesis. Muchos sacerdotes ni se enteraron. Pues, pese a todo ello, Don Miguel Ángel se encontró, sorprendido y emocionado, con que casi cien hermanos del presbiterio le rodearon en Caravaca para hacerle patente su afecto y su reconocimiento. Y creo que para poner de manifiesto también algo más.
Todo en Murcia se ha hecho fatal. Y lo único sensato se deshizo a los dos o tres meses. Con lo que el cabreo del presbiterio es evidente. Algún ingenuo ha querido explicar la última monteirada invocando el buen corazón del nuncio ante la salud delicada de Don Miguel Ángel. Pero no cuela. Porque su salud es la misma hoy que hace tres meses cuando le nombraron administrador apostólico. Y además Monteiro nunca ha tenido esas delicadezas. Recuérdese como tuvo en activo al obispo de Lugo cuando era evidente que se moría. O como sigue sin atender la petición del obispo de Tuy-Vigo de que se le acepte rápidamente la renuncia tras su accidente cerebral. O como tiene al obispo de Guadix, con la renuncia presentada hace año y medio, inmóvil tras ua operación de rodilla y en espera de que le operen la otra, es decir, mucho más missing de lo en él habitual. Nunca le ha preocupado al portugués la salud de sus hermanos. Como para que ahora nos quieran vender su solicitud por la de Don Miguel Ángel.
En el Blog ha quedado constancia de como es querido este benemérito sacerdote. Es unánime el reconocimiento de sus virtudes. Y en Caravaca volvió a quedar de manifiesto el sentimiento diocesano. Me alegra mucho esa despedida a persona que tanto se lo merece. No tengo ni idea de cual será el propósito del nuevo obispo respecto a su más inmediato colaborador como lo es el vicario general. Si no quiere empeorar más una situación ya deterioradísima y si la salud de Don Miguel Ángel lo permitiera, sería una medida pacificadora confirmarle en el cargo. Todo el mundo lo vería bien salvo seguramente Don Miguel Ángel. Pero también estoy seguro de que aceptaría este nuevo sacrificio por el bien de una diócesis a la que tanto ama.
Circulan también dos nombres, que ahora no voy a decir, que serían ya el acabose. ¿No quieres caldo, pues dos tazas? ¿Cómo era aquello? Mendoza la madre, Mendoza la hija, Mendoza la casa que las cobija. Pues más o menos. Más bien más.
Todos los ojos están puestos en el nuevo obispo. Que se ha estrenado francamente mal. Penosa su salutación, peores sus declaraciones. Lo grave es que cualquier situación es susceptible de empeorar. La de Murcia también. Aunque casi parezca imposible.