Otra vez los obispos y un religioso en las antípodas.

A mí las opiniones de Don Juan Masiá no me interesan. Si fuera un registrador de la propiedad, un teniente coronel de artillería o un miembro del cuerpo de bomberos de Igualada ni se me ocurriría comentar lo que piensa sobre ese niño que ha sido encargado exprofeso para curar la enfermedad de un hermano.

Podría opinar lo que opina, o lo contrario, y me parecería que estaba en su derecho. Estuviera yo o no de acuerdo con su opinión. No entro en eso. Entiendo también perfectamente el deseo de los padres de salvar a un hijo que se les muere. No voy a cometer la insensatez de ponerme en lugar de Dios. Ni siquiera en el del confesor en el caso de que esos padres acudieran a él. Yo no tengo potestad de confesar a nadie.

Mi comentario de hoy va por otros caminos. Y es que una vez más me parece rarísimo que el padre Masiá, de la Compañía de Jesús, diga que muy bien y los obispos que muy mal. Hay algo que evidentemente no funciona. ¿Son de la misma Iglesia? ¿Quién tiene razón? Porque esto se parece cada vez más a la Casa de Tócame Roque. Y la gente piensa que es ya demasiado cachondeo.
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