Astucia y creatividad ¿Para qué? (22.9.13)
2. La parábola del administrador marrullero que, al ver peligrar su cargo, inventa cómo salir de la crisis, es bien sugerente para los cristianos que hoy parecemos aturdidos y andamos como plañideras ante un cambio cultural profundo que deja fuera de juego a la Iglesia. En esa parábola se alaba la astucia o habilidad del administrador que trató de camuflar a los subordinados para que, al ser despedido de su cargo, le echaran una mano. El evangelio recomienda que seamos astutos; que antes de ponernos a construir una casa contemos con los materiales suficientes. Y también y también nos dice que inventemos lo que sea para salir de una situación embarazosa. Lo sugiere la parábola de los talentos; nos equivocamos si no los ponemos en acción por miedo al riesgo.
3. El interrogante de fondo es para qué, o con qué objetivo hay que ser creativos e inventar. Y el evangelio responde: “haceos amigos con el dinero injusto”, pues el dinero que no se necesita y se guarda mientras otros pasan hambre, es “injusto”. Cuando vemos que peligra nuestra seguridad personal, ¡vaya si somos creativos e inventamos! Hasta nos hacemos los enfermos para que los otros nos atiendan. Ya nos cuesta mucho compartir los bienes materiales. Y más difícil resulta en situaciones de crisis social o eclesial, poner en acción y arriesgar nuestras facultades para abrirnos a lo nuevo que quiere nacer dejando que muera lo que debe morir. El evangelio presenta la alternativa: “no podéis servir a Dios y al dinero”. Podríamos traducir: “o inventas y creas buscando a Dios del reino en la construcción de una sociedad más justa, o te quedas inventando y creando nuevas formas sólo para tu seguridad individualista”.