Asumir y procesar las contradicciones de la vida (12.3.17)
“Este es mi Hijo, el amado, escuchadle”
1. Cuando se escribe este evangelio, ya la primera comunidad cristiana está sufriendo la incomprensión y la persecución; los primeros discípulos -Pedro, Santiago y Juan- representan a toda la comunidad- corren el peligro de buscar refugios seguros al margen de este mundo conflictivo: “hagamos tres tiendas” para vivir cómodamente sin exponernos a que nos crucifiquen yendo a Jerusalén. Jesús sin embargo decide ir al ciudad santa donde puede ser condenado a muerte y proclamar el evangelio aunque tenga que morir por esa causa. En el relato de la transfiguración, la ley representada por Moisés y los profetas por Elías aprueban la conducta de Jesús y desaparecen. Han cumplido su misión: “y Jesús se quedó solo”
2. Los conflictos son algo natural en nuestra existencia humana . Como proceso en crecimiento, cada uno experimentamos muchas limitaciones. enfermedad física que con frecuencia ensombrece nuestra vida, tensión de fuerzas en nuestra intimidad, pues nos sentimos divididos experimentando que muchas veces actuamos mal y en contra de lo que juzgamos bueno. Y el conflicto surge sobre todo en nuestras relaciones con los demás.- La tentación es evadirnos de los conflictos. El espiritualismo evasivo, una religión de mero cumplimiento, y el grupismo que proporciona un clima cálido donde nos resguardarnos de las inclemencias del tiempo, han sido siempre y siguen siendo tentación para los seguidores de Jesucristo . Pero la buena salud de los cristianos y de la Iglesia exige tener conciencia de que somos parte del mundo y debemos servir a la plena realización del mismo en medio de los conflictos familiares, sociales y eclesiales
3.Referencia para esta vocación cristiana es la conducta histórica de Jesús; “ Este mi Hijo, el amado el predilecto. Escuchadle” En todo tiempo y de modo especial en este tiempo de cuaresma urge que nos dejemos alcanzar y transformar por el espíritu de quien pudiendo ser el hombre más deslumbrante del mundo, aceptó los conflictos de la vida y sufrió la humillación apoyando en su experiencia de Dios como “Abba”, que ocurra lo que ocurra nunca nos abandona. No abren porvenir los conflictos y el sufrimiento sin más. Abre futuro y vence a la muerte la entrega por amor que incluye conflictividad y sufrimiento. Es el camino de Jesús que nos invita: “ven y sígueme”
1. Cuando se escribe este evangelio, ya la primera comunidad cristiana está sufriendo la incomprensión y la persecución; los primeros discípulos -Pedro, Santiago y Juan- representan a toda la comunidad- corren el peligro de buscar refugios seguros al margen de este mundo conflictivo: “hagamos tres tiendas” para vivir cómodamente sin exponernos a que nos crucifiquen yendo a Jerusalén. Jesús sin embargo decide ir al ciudad santa donde puede ser condenado a muerte y proclamar el evangelio aunque tenga que morir por esa causa. En el relato de la transfiguración, la ley representada por Moisés y los profetas por Elías aprueban la conducta de Jesús y desaparecen. Han cumplido su misión: “y Jesús se quedó solo”
2. Los conflictos son algo natural en nuestra existencia humana . Como proceso en crecimiento, cada uno experimentamos muchas limitaciones. enfermedad física que con frecuencia ensombrece nuestra vida, tensión de fuerzas en nuestra intimidad, pues nos sentimos divididos experimentando que muchas veces actuamos mal y en contra de lo que juzgamos bueno. Y el conflicto surge sobre todo en nuestras relaciones con los demás.- La tentación es evadirnos de los conflictos. El espiritualismo evasivo, una religión de mero cumplimiento, y el grupismo que proporciona un clima cálido donde nos resguardarnos de las inclemencias del tiempo, han sido siempre y siguen siendo tentación para los seguidores de Jesucristo . Pero la buena salud de los cristianos y de la Iglesia exige tener conciencia de que somos parte del mundo y debemos servir a la plena realización del mismo en medio de los conflictos familiares, sociales y eclesiales
3.Referencia para esta vocación cristiana es la conducta histórica de Jesús; “ Este mi Hijo, el amado el predilecto. Escuchadle” En todo tiempo y de modo especial en este tiempo de cuaresma urge que nos dejemos alcanzar y transformar por el espíritu de quien pudiendo ser el hombre más deslumbrante del mundo, aceptó los conflictos de la vida y sufrió la humillación apoyando en su experiencia de Dios como “Abba”, que ocurra lo que ocurra nunca nos abandona. No abren porvenir los conflictos y el sufrimiento sin más. Abre futuro y vence a la muerte la entrega por amor que incluye conflictividad y sufrimiento. Es el camino de Jesús que nos invita: “ven y sígueme”