Este es mi Hijo amado

El bautismo de Jesús

Evangelio: Lc 3 .21-22:

 Cuando todo el pueblo se bautizaba, también Jesús fue bautizado; y puesto en oración el cielo se abrió. Y descendió sobre él Espíritu Santo sobre él en forma corporal, como una paloma, y vino una voz del cielo que decía: Tú eres mi Hijo amado; en ti me complazco.

Para meditar

Por aquellos días surgió un profeta llamado Juan. Era hijo de un sacerdote judío llamado Zacarías. Pero en vez de seguir la profesión de su padre como era costumbre, salió del templo y del ámbito cultual. Se fue al desierto evocando el tiempo en que el pueblo realizó su conversión a Dios. Allí junto al río Jordán que el pueblo había atravesado para entrar en la tierra prometida, el profeta Juan pedía la conversión y como signo de la misma, a los que se convertían administraba un bautismo. Jesús oyó la llamada de Juan el Bautista y también se acercó para recibir el bautismo “Cuando todo el pueblo se bautizada”, Jesús se pone en fila como los demás; no tiene ningún privilegio; se une al movimiento de conversión emprendido por el pueblo.

 “Puesto en oración, el cielo se abrió”.   Tanto en el bautismo de Jesús como en la trasfiguración hay fenómenos extraordinarios:  la unción del Espíritu, conciencia de Jesús sobre intimidad con el “Abba” y sobre su propia misión. Pero San Lucas destaca también que Jesús es verdadero miembro de la raza humana, Como hombre Jesús hace oración, y en su intimidad única con el Padre se da una nueva revelación, “el cielo se  abrió”.

”Descendió sobre Jesús el Espíritu en forma de paloma”. No hay en la Biblia una definición del Espíritu, pero si una sensación. Es como la fuerza o energía de Dios mismo que a todo da vida y aliento. Como el fuego con que enardece de los profetas o el aire que nos permite respirar y trae la lluvia para brote la cosecha. “En forma de paloma” quizás sea un símbolo para dar a entender que Jesús es como el nido, el lugar del Espíritu; el cuarto evangelista dice que a Jesús se le ha dado el Espíritu “sin medida”. Es el Espíritu que desciende también sobre los bautizados y hace posible que su existencia re-cree la conducta histórica de Jesús, Hijo de Dios sirviendo con amor a los demás. La misma palabra griega significa hijo y servidor.

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