Levantaos, alzad las cabezas
Domingo 1º de Adviento
Evangelio : Lc 21,25-28; 34-36
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, enloquecidas por el estruendo del mar y el oleaje. Los hombres quedarán sin aliento por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues los astros se tambalearán.
Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y majestad.
Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación.
Tened cuidado: no se os embote la mente con el vicio, la bebida y los agobios de la vida, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra.
Estad siempre despiertos, pidiendo fuerza para escapar de todo lo que está por venir y manteneros en pie ante el Hijo del hombre».
Para meditar
Además de nuestras limitaciones personales, hay en nuestro entorno tantas desgracias- inundaciones que arrasan, guerras fratricidas, descarte de los pobres- que fácilmente nos hunden en la miseria y en el desánimo. A esto se añade la desconfianza en los gobernantes que con frecuencia también se ven infectados por el individualismo y la corrupción. Tanto desastre recomienda cerrar las puertas de nuestra tienda con la recomendación “sálvese quien pueda”. En esta situación los más razonable es la desesperanza.
Pero el Evangelio, sin ignorar y más bien constatando tantas calamidades, lanza una invitación profética: levantad el ánimo; “alzad la cabeza” para ver que está viniendo el Hijo del hombre. Una figura que, según el profeta Daniel, viene de cielo, como nuevo nacimiento del Espíritu. En contraposición a los grandes imperios, simbolizados como bestias deformes que oprimen y matan, el Hijo del hombre tiene sentimientos de compasión, busca la justicia, y se entrega con amor haciendo lo posible para que todos puedan vivir. Jesús de Nazaret es celebrado por os cristianos como el Hijo del hombre.
Adviento quiere decir que el Hijo del hombre hoy está viniendo en tantos anhelos y despuntes de trascendencia que brotan en nuestra humanidad. Madres y Padres que procuran lo mejor para sus hijos; jóvenes que cuidan a sus padres ya en declive; mujeres y hombres que gratuitamente gastan sus vidas atendiendo a enfermos y ancianos .Pobres que buscan salir de la miseria, migrantes que se juegan la vida soñando con un porvenir mejor. Personas que voluntariamente salen de su cómoda instalación para como voluntarios ayudar quienes están sufriendo una desgracia. Incluso en el descontento por tanto destrozo inútil causado por las guerras y en el empeño de muchos por construir la paz , el Hijo del hombre está viniendo como humanidad que se levanta de sus propias cenizas.