Luz que a todos ilumina (6.1.17)

Los Magos “vieron una estrella y se pusieron en camino, llegaron a Belén y adoraron al niño” (evangelio)

1. Epifanía quiere decir manifestación. Según los relatos evangélicos de Navidad, la luz irrumpió en la oscuridad de la noche, los pastores saltaron de alegría y se pusieron en camino para encontrarse con el Salvador en un niño indefenso y necesitado de todo. Algo similar ocurrió a los magos: “hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo”. Esto evangelios de la infancia son catequesis de las primeras comunidades cristianas sobre el dinamismo de la fe cristiana. Un primer paso: “la gloria del Señor amanece sobre ti, brilla, llega tu luz”. Segundo paso: ”levántate”, ponte en camino. Tercero: descubre la presencia de Dios amando en todos y en todo: al sentirte agraciado como María de Nazaret, en los momentos de duda como José, cuando sufres la oscuridad como los pastores, y cuando miras al cielo buscando un resquicio de luz como los magos.

2. Dios se revela continuamente a todos. Los pastores eran en aquella sociedad judía considerados impuros y despreciables. El evangelio no habla de reyes sino de “magos venidos de oriente”. Dos calificativos para destacar su condición de personas excluidas. En las comunidades judeocristianas donde san Mateo escribe su evangelio, con frecuencia se infiltraba la mentalidad judía: ni los impuros ni los extranjeros reciben la luz y la salvación de Dios. Por eso el evangelista incorpora en su catequesis el relato de los magos, dando a entender que la salvación de Dios es para todos.

3. Cuando éramos niños, la fiesta de los reyes magos era oportunidad para manifestar la ternura y solicitud de nuestros padres hacia nosotros. Nos imaginábamos a unas figuras míticas que con camellos exóticos y vestidos lujosos llegaban cargados de regalos que repartían gratuitamente. La noche de reyes traía y sigue trayendo un sueño muy saludable para el afecto que necesitan los niños. Pero esta necesidad se da en todas las edades, y por eso también es saludable aprovechar esta fiesta para el intercambio de regalos, aunque a veces la comercialización diluya el significado más genuino del intercambio. Porque esta costumbre sugiere que hay en nuestras relaciones humanas una dimensión de gratuidad sin la cual esas relaciones son frías, distantes, discriminatorias, reducen las personas a cosas de consumo y a todos nos dejan insatisfechos. Las relaciones de amistad y amor entre los seres humanos también pueden ser estrella para descubrir la presencia de Dios
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