La intolerancia es intolerable (26.6.16)

Jesús y sus discípulos pasaban por la región de Samaría, y decidieron alojarse en un pueblo, “pero no le recibieron porque se dirigían a Jerusalén". Al ver esto Santiago y Juan, discípulos de Jesús, proponen al Maestro: ¿quieres que mandemos bajar fuego del cielo para que acabe con ellos? El se volvió y le regañó” (evangelio).

1. Judíos y samaritanos estaban reñidos, no se trataban; hacían distinta lectura de la Biblia y tenían prácticas religiosas diferentes. Por eso cuando los discípulos ven a Jesús hablar con una mujer samaritana quedan sorprendidos. Así se comprende que los samaritanos, viendo que Jesús es un judío camino de Jerusalén, se nieguen a recibirlo. La primera reacción de los dos discípulos es normal. Resulta intolerable que,los samaritanos cierren las puertas a unos hombres sencillamente porque no piensan ni actúan como ellos. Pero los dos discípulos no son menos intolerantes, se pasan lanzando una maldición: ¡que los parta un rayo!

2. La intolerancia como cerrazón en sí mismo y pretensión de que los otros se sometan servilmente a nuestras propios puntos de vista, es una conducta que falsea y destruye al ser humano. Todos somos criaturas limitadas y continuamente crecemos aprendiendo unos de los otros Bien podemos decir que la verdadera educación es sacar al niño de su narcisismo que por otra parte necesita en sus primeros pasos, para que acepte a los demás y madure dialogando. En el evangelio Jesús dice “no” a la intolerancia de los samaritanos y de sus propios discípulos.

3. La tolerancia verdadera, según este mismo evangelio, se logra con el seguimiento radical de Jesucristo. No dando valor absoluto a las propias convicciones, seguridades económicas, prácticas religiosas o lazos familiares. El único Absoluto es Dios cuya imagen y cuya verdad participan todos los seres humanos que, compartiendo, avanzarán hacia la Verdad completa. Una orientación muy saludable cuando, ya en una sociedad plural, urge que todos superemos nuestros intereses mezquinos para juntos, cada uno con la luz que ha recibido, busquemos el bien común. Parece fundamental recordar y actualizar este evangelio cuando hoy los españoles tenemos que volver a las urnas, y cada vez más urge un diálogo sincero entre las distintas ideologías y partidos en orden a buscar el bienestar para todos superando tanta injusticia, tanta corrupción y tanta desigualdad como venimos sufriendo en los últimos años
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