La perseverancia en la oración (16.10.16)
Si un juez injusto, harto de que una pobre viuda pida una y otra vez justicia, para que le deje en paz atiende sus demandas, “¿Dios no hará justicia a sus elegidos que gritan día y noche?”
1. Si Dios lo sabe todo , lo puede todo y es infinitamente bueno ¿Para qué pedimos en la oración? ¿Para informarle de lo que ocurre a los emigrantes pobres que buscan en el mundo un lugar donde poder vivir con dignidad, para que se entere de la provisionalidad en que viven tantos trabajadores y el desempleo que sufren los jóvenes? Tal vez pensemos que ese dios está dormido y a base de oraciones en voz alta podamos despertarle. Según el evangelio, el Padre sabe muy bien lo que necesitamos, y en la oración sobra el palabrerío. Con razón Andrés Torres Queiruga, un destacado teólogo, ha denunciado que esa oración de petición a una divinidad alejada del mundo y que sólo interviene arbitrariamente y de cuando en cuando, nada tiene que ver con la revelación de Dios “Abba” revelado en Jesucristo
2. Jesús de Nazaret oraba con mucha frecuencia; incluso se retiraba en lugares solitarios y oraba durante toda la noche. Pero sobre todo hacía oración en momentos importantes de su vida cuando sobrevenían las crisis y era necesario el discernimiento para seguir caminando: en su bautismo, cuando elige discípulos, cuando tiene que enfrentarse a una muerte injusta. Sugiere que en esa oración más que pedir al Padre un cambio, Jesús trataba de buscar la voluntad de Dios y modelar su conducta conforme a la misma.
3. Y este es el significado profundo y el objetivo que tiene la oración cristiana de petición. Sencillamente porque no creemos en una divinidad alejada del mundo y de nosotros mismos a la que debemos despertar y poner de nuestra parte. Según nuestra fe o experiencia cristina, Dios está en todos los acontecimientos y dentro de nosotros amándonos y mirándonos con esperanza. Por eso la oración, es “un trato de amistad” con Alguien que nos ama. Y es natural que en ese trato, según lo que nos suceda y nuestro estado de ánimo, unas veces saltemos de gozo y demos gracias, otras en cambio no veamos salida, manifestemos nuestras carencias y necesidad de ayuda.
Es verdad que muchas veces manifestamos esas carencias, pero no interviene Dios para suplir nuestra incapacidad y como tapagujeros. Sin embargo en otro pasaje del evangelio, se dice que nunca negará el Espíritu, luz que nos da otra perspectiva de los problemas, y fuerza para no dejarnos aplastar por ellos.
1. Si Dios lo sabe todo , lo puede todo y es infinitamente bueno ¿Para qué pedimos en la oración? ¿Para informarle de lo que ocurre a los emigrantes pobres que buscan en el mundo un lugar donde poder vivir con dignidad, para que se entere de la provisionalidad en que viven tantos trabajadores y el desempleo que sufren los jóvenes? Tal vez pensemos que ese dios está dormido y a base de oraciones en voz alta podamos despertarle. Según el evangelio, el Padre sabe muy bien lo que necesitamos, y en la oración sobra el palabrerío. Con razón Andrés Torres Queiruga, un destacado teólogo, ha denunciado que esa oración de petición a una divinidad alejada del mundo y que sólo interviene arbitrariamente y de cuando en cuando, nada tiene que ver con la revelación de Dios “Abba” revelado en Jesucristo
2. Jesús de Nazaret oraba con mucha frecuencia; incluso se retiraba en lugares solitarios y oraba durante toda la noche. Pero sobre todo hacía oración en momentos importantes de su vida cuando sobrevenían las crisis y era necesario el discernimiento para seguir caminando: en su bautismo, cuando elige discípulos, cuando tiene que enfrentarse a una muerte injusta. Sugiere que en esa oración más que pedir al Padre un cambio, Jesús trataba de buscar la voluntad de Dios y modelar su conducta conforme a la misma.
3. Y este es el significado profundo y el objetivo que tiene la oración cristiana de petición. Sencillamente porque no creemos en una divinidad alejada del mundo y de nosotros mismos a la que debemos despertar y poner de nuestra parte. Según nuestra fe o experiencia cristina, Dios está en todos los acontecimientos y dentro de nosotros amándonos y mirándonos con esperanza. Por eso la oración, es “un trato de amistad” con Alguien que nos ama. Y es natural que en ese trato, según lo que nos suceda y nuestro estado de ánimo, unas veces saltemos de gozo y demos gracias, otras en cambio no veamos salida, manifestemos nuestras carencias y necesidad de ayuda.
Es verdad que muchas veces manifestamos esas carencias, pero no interviene Dios para suplir nuestra incapacidad y como tapagujeros. Sin embargo en otro pasaje del evangelio, se dice que nunca negará el Espíritu, luz que nos da otra perspectiva de los problemas, y fuerza para no dejarnos aplastar por ellos.