FUI EXTRANJERO Y ME ACOGISTEIS
Puesto que el domingo, día 14, celebramos la Eucaristía teniendo presente a los emigrantes, a los refugiados y extranjeros, la homilía consistirá en unas cuantas consideraciones acerca de las migraciones y de la condición de extranjeros que viven tantas y tantas personas y de modos muy diferentes.
01. MIGRACIONES. Por las razones más diversas siempre se han dado movimientos migratorios en la historia de la humanidad: razones políticas, económicas, de conquista, de “castigo” o huida, raciales, guerras, estudios, etc.
o Ya las tribus hebreas hubieron de exiliarse y hacia el 1350 a.C. salieron de Egipto con Moisés a la cabeza hacia la libertad. Parece exagerada por imposible la cifra de 600.000 los que salieron de Egipto en el Éxodo, (Núm 2,32), sin contar mujeres y niños, pero fue un éxodo hacia la libertad.
o Recordemos el exilio de Babilonia muchos israelitas, (se piensa que unos 20.000), fueron deportados a Babilonia, (587-538 a.C.). En la lejanía rezaban llenos de nostalgia el salmo 136, que hemos leído después de la primera lectura.
o Recordemos la invasión de los bárbaros en Europa en los siglos IV - V, que, por otra parte, ni fueron invasiones ni bárbaras. (Caída del Imperio romano).
o Los judíos son extranjeros “crónicos”, desde que, en el año 70, fue destruida Jerusalén y hubieron de vivir por todo el mundo. En 1492 fueron expulsados de España.
o 1492 América;: un mundo, “un nuevo mundo” de gentes que van y vienen.
o Deportación transatlántica de africanos a América, desde el siglo XVIII al XIX.
o Desde el siglo XVIII, deportación de numerosos “británicos convictos” a los penales de Australia.
o Exilios y deportaciones políticos en torno a la guerra civil española (1936-1939) y en torno a la segunda guerra mundial 1939-1945.
o 1955-1990 (¿) Migraciones “laborales” de los países del sur de Europa: Portugal, España, Italia, Yugoslavia, Grecia, Turquía, (Mediterráneo) a los países del norte de Europa: Alemania, Suiza, Holanda, Bélgica, Francia, etc.
o Actualmente vemos migraciones por hambre-trabajo (pateras), por cuestiones políticas, por estudios. Migraciones de Latinoamérica a Europa, migraciones de África, refugiados que han de salir de sus países de Oriente Medio, etc.
02. ALGUNOS DATOS.
o La Unión Europea cuenta con 507 millones de habitantes de los que 14 millones y medio son musulmanes.
o España tiene una población de 47 millones, de la que 5 millones son extranjeros (no todos son exiliados, refugiados o inmigrantes) de los que 1.850.000 son musulmanes.
o El País Vasco tiene 2.200.000 habitantes, de los cuales alrededor de 150.000 son inmigrantes (extranjeros).
o Guipúzcoa tiene 720.000 habitantes, de los cuales 30.000 son extranjeros.
03. NO ES FÁCIL SER EXTRANJERO.
Si es cierto que todos somos ciudadanos del mundo, no es menos cierto que se es ciudadano del mundo desde su “ciudadanía” concreta. No se puede ser ciudadano del mundo si no somos ciudadanos de un pueblo.
Todos -y cada uno- nacemos, vivimos y morimos en un pueblo, en una cultura que nos cubre, nos protege y en la que nos sentimos en casa.
No es sencillo para nadie vivir en o como extranjero.
En Alemania, allá por los años 1960, se daba entre los emigrantes el “síndrome del emigrante”, porque no es sencillo vivir en otro idioma, en otra cultura, en otras costumbres, tradiciones, etc.
Quienes hemos vivido en otros pueblos diferentes al nuestro y hemos sido emigrantes (aunque sea emigrantes de cultura) nos damos cuenta que, en ocasiones, es duro vivir en esa tierra y gentes que nos reciben y -esperemos- nos acogen. Desde la alimentación hasta la muerte todo es diferente, la climatología, las costumbres son diversas, los modos de ser, las leyes, los papeles en la policía, celebraciones, fiestas, medicina.
Y eso incluso en los casos de migrantes de “algún nivel” económico, cultural, religioso, quizás protegido por una institución, etc. Mucho más duro es pasar en “pateras”, ir caminando como exiliado por las vías de un tren, etc.
El extranjero es siempre una persona como todos los demás, pero al mismo tiempo somos un poco enigmáticos unos para los otros. ¿Cómo entiende un musulmán a la mujer, el matrimonio, los hijos, etc.? No es sencillo. Queda bien reflejada esta situación en “El Extranjero” de Albert Camus.
04. EL PELIGRO DEL RACISMO.
El racismo es una actitud marcada por la convicción de la superioridad de algunas razas respecto a las otras.
La superación del racismo presupone la adquisición de la conciencia de la dignidad de todas las culturas y el abandono de un complejo de superioridad que no respeta ni valora la riqueza de otros pueblos y culturas.
El racismo toca a vísperas de fanatismos. El racismo es un miedo al “otro”, a lo “otro”. Lo valioso es lo “mío”
No se puede ser cristiano y racista. La visión del hombre que nos presenta el evangelio es de una igualdad fundamental de todos los hombres tiene su fundamento en la acción creadora de Dios y en la intervención redentora de Cristo. Todo hombre, en cuanto que es imagen de Dios y criatura nueva en Cristo, goza de un valor inestimable y debe ser objeto de un respeto absoluto.
No hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay hombre ni mujer; porque todos sois uno en Cristo Jesús. (Gálatas 3,28)
Dios nos libre de aquel que piense que su patria es donde ha nacido:
05. LA BIBLIA Y LOS EXTRANJEROS.
Constantemente en la Biblia hay alusiones a respetar al extranjero, al emigrante, porque extranjeros fuisteis en Egipto
No maltratarás al extranjero ni lo oprimirás, porque extranjeros fuisteis vosotros en la tierra de Egipto. Ex 22,21
Núm 15,14-16
Tendréis solamente un estatuto para vosotros y para el extranjero que reside con vosotros, un estatuto perpetuo para vuestras generaciones; como vosotros sois, así será el extranjero delante del Señor. "Una sola ley habrá, una sola ordenanza, para vosotros y para el extranjero que reside con vosotros."
Jesús tuvo una atención o preferencia especial hacia el extranjero:
Él mismo con su familia hubo de huir y ser un “quasi refugiado” (Mt 2, 13-15).
Jesús pone a un samaritano como modelo de bondad moral: el buen samaritano (extranjero), (Lc 10,25-37).
El único que vuelve a dar gracias a Dios, a Jesús de la curación de su lepra, es un samaritano, (Lc 17,14).
Quien reconoce en el crucificado es el capitán del ejército romano que le ha clavado a Jesús en la cruz; Mc 15,39: Verdaderamente este era hijo de Dios.
Todos estamos de paso en la vida. Todos buscamos la “tierra de promisión” (felicidad). Dios nos dio la vida y todos somos personas “legales”: no por los ·”papeles” del “ministerio del interior de turno”, sino porque somos hijos suyos.
¿Cómo hemos podido llegar a las pateras, al “niño del pijama de rayas” (Auschwitz), a las mujeres maltratadas?
Ser cristiano es acoger al enfermo, al hambriento, al emigrante …
FUI EXTRANJERO Y ME ACOGISTEIS… (Mt 25,35).