JESÚS NO FUE DE SANGRE AZUL
01. O SEA QUE ¿TÚ ERES REY?
Que Pilato le pregunte a Jesús si es rey tiene una ironía y retranca más que llamativa. Imaginemos a un pobre hombre, detenido de noche, hace unas pocas horas en un huerto. Es llevado como reo al tribunal de Estrasburgo o al Capitolio de Washington y le acusan de ser o hacerse pasar por rey.
¿Quién es ese pobre hombre frente a Pilatos, ante Roma, frente al esplendor religioso del Templo?
Jesús responde sí, “Yo soy Rey”, pero mi Reino no es como los de este mundo.
De esta fiesta, de esta invocación de Cristo como rey, se ha hecho una mala e interesada lectura y se han cometido no pocas barbaridades en la historia al grito de “Cristo Rey”.
Mejor purificar esta fiesta de todas esas adherencias interesadas y quedarnos con que Cristo es Señor del Universo.
02. DENSIDAD CRISTOLÓGICA.
El evangelio de san Juan, como los otros tres evangelios, tienen sus peculiaridades. El de Juan es de una gran densidad cristológica, es un evangelio plenamente centrado en Cristo Jesús.
San Juan No emplea la expresión “Reino de Dios o Reino de los cielos”. Tampoco hay en san Juan imágenes para hablar de la Iglesia. Así como san Pablo emplea símbolos comunitarios a la hora de hablar de la Iglesia: la Iglesia es pueblo, Templo, Cuerpo, esposa, etc. San Juan no utiliza imágenes comunitarias. Lo que importa es estar unido a Cristo, a la vid, al pastor.
En Juan no hay Reino, sin embargo hay “Rey”: YO SOY REY. En Juan no hay pueblo, pero “uno tiene que morir por el pueblo. En Juan, Cristo es el buen Pastor y hemos de seguir a Cristo, las relaciones entre las ovejas no aparecen. La imagen de la vid es también cristológica. La vida nos viene de la cepa. Los sarmientos hemos de estar unidos a la vid, a Cristo, de Él nos viene la vida.
Se trata de una gran concentración cristológica.
En situaciones de dificultades sociopolíticas, de bajonazos y despotismos políticos, eclesiásticos, comunitarios, volvamos a Cristo. No es el hombre para la Iglesia, sino la Iglesia para el hombre.
Volvamos a Cristo. Como subraya la tradición del evangelio de San Juan: permanezcamos en Él. (Es constante en la tradición de San Juan la idea de permanecer en Cristo).
La realeza de Cristo es: Venid a mí todos los que estás cansados y agobiados, yo os aliviaré; mi yugo es llevadero y mi carga ligera, (Mt 11,20-30).
03. REINADO DE CRISTO.
Las palabras, el lenguaje valen en cuanto significan. Quizás todo esto de la realeza a nosotros no nos sea ya muy revelador. Guardemos el texto, pero entremos en su contenido. El ámbito del reinado de Cristo no es como los de este mundo: aspiraciones de poder, de fuerza económica, militar, en la violencia de todo tipo con artes maquiavélicas. Así se funciona en los gobiernos, incluidos los religiosos y eclesiásticos de este mundo. Lo estamos viendo y padeciendo todos los días.
Mi reino no es como los de este mundo en el que los príncipes de la tierra tiranizan y oprimen a los suyos; entre vosotros no ha de ser así, el que quiera ser el mayor que se haga el menor y servidor. El Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida en rescate por todos. (Mc 10, 42-45).
El pasado lunes, día 12 de este mes de noviembre, pedía Francisco a los obispos en su homilía en Santa Marta: que fuesen obispos "humildes", que no sean "príncipes" ni "hombres de negocios". “El obispo es administrador de Dios, no de bienes, de poder, no: de Dios. Siempre tiene que corregirse a sí mismo y preguntarse: '¿Yo soy un administrador de Dios o soy un hombre de negocios?”.
Los criterios cristianos no son los de este mundo.
04. ESTAMOS EN CRISTO.
Algunos teólogos del siglo XX (en torno al Vaticano II) desarrollaron una hermosa teología desde o para esta imagen de Cristo Rey, Cristo Señor del Universo y de la historia.
El P. Alfaro hablaba de Cristofinalización. Teilhard de Chadin hablaba de Cristogénesis como etapa final de la humanidad y del cosmos.
Esta visión de la historia es fuente de esperanza y causa un gran consuelo. JesuCristo encuadra nuestra vida.
En la vigilia pascual decimos ante la luz -cirio pascual- del Señor: Cristo principio y fin, alfa y omega.
La fiesta de Cristo rey es de sencillez, humildad y de futuro. Aquí no hay noches de triunfos electorales, ni victorias aplastantes, ni sentimientos de venganza. No se trata de una victoria sobre nuestros enemigos. Se trata de que siempre emerge el amor sobre el odio, la verdad sobre la mentira, el servicio sobre el poder.
05. VIVIR EN EL ÁMBITO DE JESUCRISTO HACE BIEN
Vivir en el ámbito de Cristo hace bien, vale la pena. Vivimos en una historia en la que desde el princpio existía el sentido, la Palabra, (Jn 1,1) y sabemos y deseamos que esta historia termina con Cristo: Sí, vengo pronto. Amén. ¡Ven, Señor Jesús! (Ap 22,20)
En la esfera de Cristo se vive tranquilo -no sedado- sino serenamente en paz y comprometido con la vida, con la historia, con las tareas de este mundo.
Pues en esas estamos, nos movemos y somos, que dice el libro de los Hechos, (17,28). Cristo es Señor –Rey, en lenguaje un poco ya sin mucho significado- de nuestra vida. Puede brotar en nosotros un sentimiento y una actitud de serenidad y gratitud profunda: Mirarán al –rey- que transpasaron, (Jn 19,37). Y ese futuro en Cristo es nuestro gran y último horizonte.
TU REINO, ES VIDA, TU REINO ES VERDAD,
VENGA A NOSOTROS TU REINO, SEÑOR.