PASOTISMOS POSTMODERNOS



UN POWER POINT DE NÍNIVE Y JONÁS.

Nínive era la capital del reino de Asiria y, como toda capital (incluidas las nuestras), era una ciudad en la que abundaba la corrupción de todo tipo. Nínive era la ciudad símbolo del imperialismo, del lujo, de la opresión de Israel. Por eso era especialmente odiada.
Como buen judío Jonás está seguro y cómodo en su tradición, en su teología, en sus criterios, por lo que no cree ni quiere un Dios libre y bueno para con otras gentes y pueblos. Le molesta que Dios sea bueno con los extranjeros, con los moralmente incorrectos.
Jonás era un hombre autosuficiente tanto nacional como “eclesiásticamente”. “Se las sabía todas”.
Pero -extrañamente- Jonás es llamado y enviado por Dios para predicar en Nínive. Es una perfecta estupidez, porque Jonás no creía en que se pudiera ni que se debiera hacer nada en aquella ciudad corrupta. Por esta razón Jonás no quería ir a Nínive y más bien prefiere irse al “Caribe”: hacer un crucero a Tarsis, que no se sabe muy bien dónde está ¿Tarso? ¿Quizás un pueblo del Líbano? ¿Quizás en la actual Huelva? ¿Quizás Tartessios: en Cádiz?). Sea a donde fuere, Jonás embarca con la intención de marchar para una temporada de vacaciones. Que me dejen en paz, que no tengo ganas de nada. Un perfecto postmoderno de nuestro tiempo.

Dios desencadena un gran viento, el barco naufraga y se va a pique. Los marineros de aquella nave cargan a Jonás con la culpa de aquel naufragio y lo arrojarán al mar. Pero Jonás fue salvado de las aguas en el vientre de la ballena que lo vomitó en la playa.
Una vez salvado Jonás, Dios le insiste a Jonás: haz el favor de marchar de una vez a Nínive a abrir los ojos de aquellas gentes.
A regañadientes Jonás se va a Nínive. La predicación de Jonás es fuerte, más bien amenazante: “Como no os convirtáis en cuarenta días, Dios arrasará la ciudad”.
Pero para disgusto y envidia de Jonás (de los ultras de todo sistema ideológico y eclesiástico) los ninivitas creyeron, se convirtieron y se salvaron.

A Jonás, hombre puritano y pasota, le molesta que los ninivitas se conviertan y que Dios sea bueno con ellos. Es una actitud un tanto extraña. Jonás hubiese terminado satisfecho si, tras su predicación, los ninivitas hubiesen seguido igual, Dios les habría arrasado con fuego y azufre. Jonás terminaría contento, porque “¿veis cómo tengo razón?”, "con esa gente no se puede hacer nada".

La novela termina con una moraleja. Jonás se acuesta en su tienda y Dios hace crecer una planta de ricino a cuya sombra Jonás se protegerá del sol. Pero un gusano seca la planta. Jonás deprimido se deja morir. Y Dios le dice: Sientes lástima y te deprimes porque se ha secado una planta. ¡Cómo no voy a sentir lástima por los 120.000 ninivitas! Jonás ya no dijo nada y nunca sabremos su actitud final.









02. POSTMODERNIDAD.

En cierto sentido Jonás era un hombre postmoderno, como nosotros, como nuestra situación cultural.
El momento cultural que estamos viviendo es claramente postmoderno. Los idealismos han caído, así como los valores y los “grandes relatos”: ¿para qué queremos libertad, pensamiento, filosofía, justicia, etc? A mí dame un trabajo y un buen sueldo a fin de mes y déjame de “milongas” solidarias, justicias, etc.


Jonás estaba convencido de que no se podía hacer nada, y lo que es peor, no convenía hacer nada con aquella gente de Nínive.
¿Qué podemos hacer contra los “recortes”, contra la crisis, contra la droga, contra el racismo, contra la corrupción, contra los grandes intereses económico.políticos del capitalismo? ¿Cuál será el futuro de esta Iglesia decrépita que no quiere cambiar ni un ápice y olvida o tergiversa el Concilio Vaticano II y se enroca en su doctrina como Jonás y no quiere acercarse a Nínive y a los ninivitas sino para condenarlos? ¿Qué se puede esperar de parte de una jerarquía que se enfrenta al mismo papa Francisco?

“Que paren el mundo, que me bajo”.
Nos embarga una profunda decepción, una gran cansera y hacemos lo mismo que Jonás: lo mejor es irse de vacaciones, "a vivir que son dos días" y, algo cínicamente, nos justificamos diciendo; “disfruta”, que eso es lo que te vas a llevar de la vida.
Un tanto cínicamente solemos decir: nosotros hemos llegado hasta aquí, “los que vengan atrás que arreen”.
¿No será esta la actitud de no pocos curas y laicos que nos quedamos, -nos quedamos- apoltronados en nuestra mentalidad, en la comodidad de nuestro pequeño mundo?


03. A JONÁS SE LE SECÓ HASTA EL RICINO
También como Jonás, nos sentamos escéptica y autosuficientemente bajo el ricino, a la sombra de nuestra orgullosa tradición nacional-católica o de nuestras manidas costumbres y prácticas religiosas y pastorales.
También a nosotros, como a Jonás, se nos ha secado el ricino (doctrina, instituciones, parroquias, ideologías, audacia, valentía) y ya no nos cubre con su sombra. Por eso, quizás, repetimos y repetimos cosas y cosas, pero que ya no iluminan, ni alimentan. Como Jonás, maldecimos lo mal que van las cosas, lo mal que lo hacen los políticos, los eclesiásticos, pero no movemos un dedo para cambiar las cosas.

04. LAS ALUSIONES ECLESIALES SON EVIDENTES.

Ya el ARCA DE NOÉ es un símbolo de salvación en las aguas bautismales del diluvio. (El Éxodo, como el diluvio, como el Jordán, como el costado de Cristo son preciosas y espléndidas catequesis bautismales).
La BALLENA es el sepulcro de Jesús, de donde, al tercer día, brota de nuevo la vida de Jonás y de Jesús.
El BARCO, la BARCA conlleva una alusión a la Iglesia: la barca de salvación.
Jonás estaba DORMIDO, COMO JESÚS en la BARCA. Todo el mundo está nervioso, menos Jonás y Jesús. Pero cuando el Señor está presente, las tempestades se calman.

05. EL CENTRO NO ES LO ECLESIÁSTICO – RELIGIOSO, SINO EL EVANGELIO DEL REINO.
El eje central, el problema de fondo no es el mundo eclesiástico, por más que se lo crean los eclesiásticos. La cuestión no es si tiene que haber 13 o 5 o 25 arciprestazgos, ni las formas litúrgicas a restaurar, ni el puritanismo ultraortodoxo que raya el fundamentalismo.
La cuestión es CONVERTÍOS Y CREED EN EL EVANGELIO. Lo importante es vivir el evangelio y seguir al Señor dese ese evangelio que crea libertad, justicia, paz.
El Evangelio nos hace bien y el Evangelio del Reino es la meta.
EL REINO DE DIOS ESTÁ CERCA

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