PENTECOSTÉS ES LO CONTRARIO A LA TORRE DE BABEL





01. FORTALEZAS Y DEBILIDADES.
La psyjé, el alma, la psicología humana es fuerte, pero al mismo tiempo es endeble. El ser humano es capaz de lo mejor y de lo peor, puede tener momentos de una gran “moral” y también profundos decaimientos.
Al fin y al cabo somos poco más que barro. Pero, cuando este barro está alentado por una buena motivación, por un idealismo, por un espíritu bueno (espíritu santo) deviene VIVIENTE,
Dios formó al hombre, del barro, sopló en su nariz y le dio vida. Así el hombre comenzó a vivir, llegó a ser viviente (Gn 2,7).


02. EL SER HUMANO ES ESPIRITUAL.
Que los humanos seamos espirituales no significa que tengamos un temperamento algo melifluo y dado a ciertas prácticas religiosas, cuando no espiritistas. Ser espiritual tampoco significa que una persona sea muy religiosa. Se puede ser muy religioso, pero muy poco o nada espiritual y se puede ser poco religioso pero de gran hondura espiritual.
Ser espiritual significa que somos abiertos a todo lo que “se produce o se pueda dar en la historia”.
En las lenguas románicas (provenientes del latín), las palabras que llevan la componente “sp” ó “xpc” hacen referencia al futuro, a la apertura del ser humano hacia el fututo: espera, esperanza, expectativa, expectación, espectáculo, etc.
Somos seres siempre en búsqueda, en camino, nuestro corazón y nuestra mente están siempre abiertas.

03. EL ESPÍRITU DE DIOS PADRE Y JESÚS.

Dios y Jesús tienen también un espíritu
Con el paso del tiempo y desde la fe y la teología se definió la Trinidad de Dios (fiesta que celebraremos el domingo próximo).
En la Biblia, AT y NT, no hay una definición explicita del Espíritu, sin embargo sí que emplearon muchos símbolos y metáforas que nos hablan de qué y cómo es el Espíritu.

02.1 El espíritu es un VIENTO, a veces huracanado, que impulsa a la vida, a la acción. A veces, el Espíritu de Dios suave brisa, (1 Re 19, 12) y descanso (Is 63, 14).
El viento del Espíritu es libertad: sopla donde quiere, y oyes su sonido, pero no sabes de dónde viene ni adónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu. (Jn 3,8). (Ver notas en la última página)

02.2 EL ESPÍRITU DE DIOS ES VIDA:
En el caos original (Génesis y big-bang) se cernía el Espíritu de Dios que crea la vida.
El Espíritu es la fecundidad de María y la vida de Jesús. (Mt 1, 18).
El Espíritu es quien resucitó a Jesús de la muerte.
Quizás podríamos denominar al Espíritu como: entendimiento, libertad y audacia creativas. Posiblemente hay Espíritu del Señor donde hay coraje y valentía: viento y fuego, donde se vive la libertad incluso con el riesgo de equivocarse.

04. EL ESPÍRITU DE JESÚS.
El espíritu cristiano es de oxígeno y no de formol, es liberación, no de esclavitud, que para ser libres nos ha liberado Cristo (Gál 5,1).
Cuando Jesús comienza su actividad allá en la sinagoga de Cafarnaún dice EL ESPÍRITU DE DIOS QUE ALIENTA SU VIDA
o para anunciar la BUENA NUEVA A LOS POBRES
o para proclamar la LIBERACIÓN A LOS CAUTIVOS Y LA VISTA a los ciegos,
o para dar la LIBERTAD A LOS OPRIMIDOS
o proclamar un AÑO DE GRACIA del Señor.
Donde hay libertad, atención a los pobres y gratuidad hay espíritu de Cristo, incluso aunque no sean de los nuestros, (Mc 9, 38-41)
Si somos gente -e Iglesia- de buena nueva, de libertad y de gracia, es que estamos en el Espíritu del Señor.





05. LA IGLESIA NACE EN PENTECOSTÉS.
En la tradición de San Juan Pentecostés acontece en la cruz. Cuando Jesús está muriendo entregó su espíritu (Jn 19,30), que no es entregar el alma a Dios, sino que Jesús entrega su espíritu, su causa, su idealismo a la comunidad, a la iglesia naciente representada por su madre y el Discípulo amado (todos somos discípulos amados.
En el texto de hoy veíamos aquella comunidad -los discípulos- estaba encerrad, con las puertas atrancadas y con miedo, signos inequívocos de que Jesús no estaba presente.
Cuando Cristo se hace presente en aquella comunidad, en nuestra vida, confiere: paz, alegría y ESPÍRITU.
S Juan pone en boca de Jesús las mismas palabras del Génesis: les insufló Espíritu, aliento vital, ganas de vivir.
Ahí y así nació la Iglesia.
Vivimos y disfrutamos del “pequeño gran” Pentecostés que supuso el espíritu del Vaticano II. Aquel momento y contexto infundía espíritu, aliento vital.
El papa Francisco es también una persona que infunde aliento vital, espíritu y evangelio y eso a pesar de la oposición y enfrentamiento de muchos eclesiásticos. Hay obispos que dicen lo que dice el papa Francisco, pero ni piensan ni siente el espíritu de Francisco.
No parece que en nuestra diócesis estemos viviendo un momento de audacia espiritual y evangélica como en los Hechos de los Apóstoles. Más bien se intenta una disciplina férrea, que no sólida. En nuestra diócesis la doctrina son fósiles y la liturgia huele a alcanfor.
Muy pronto San Pablo se dio cuenta del peligro de una estructuración férrea, de un anquilosamiento. El peligro judaizante es constante en la Iglesia: la nostalgia de la ley, etc.
¡No apaguéis el espíritu!

06. SOLAMENTE EL ESPÍRITU DE JESÚS PUEDE ABRIR LAS PUERTAS ATRANCADAS.

Cuando el espíritu, el idealismo de Jesús están presentes en la Iglesia, en los creyentes, es cuando se abren las puertas, la mente, los criterios. De otro modo seguiremos atrancados, con miedo a todo encerrados y tristes.
Muchos obispos, si fuesen más espirituales y menos religioso-leguleyos, deberían alegrarse y apoyar cuando un cura, un movimiento cristiano, unos laicos se equivocan de audacia en su vida pastoral precisamente por abrir puertas y ventanas.
En situaciones de crisis y de involución, el Espíritu del Señor es el que nos anima en la salida de Egipto, en el camino del desierto, en las dificultades.


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