La luz de Cristo es un gozo, no una carga angustiosa
- Nicodemo un hombre de la noche.
El pasaje del evangelio que hemos escuchado hoy forma parte del diálogo entre Jesús y Nicodemo, (Juan 3).
Nicodemo era un fariseo importante en Jerusalén: de la élite religioso cultural. Pero Nicodemo está de noche, que no significa solamente la noche horaria, sino que está en las tinieblas. Sin embargo Nicodemo busca la luz que no halla en su mundo judío. Por eso se acerca a Jesús.
El evangelio de San Juan emplea algunas contraposiciones: verdad – mentira, vida – muerte, luz - tinieblas (noche).
La noche es una de esas contraposiciones y significa la carencia de luz, la ausencia de verdad, falta de la Palabra, Cristo no está presente y, cuando Cristo no está presente, estamos de noche.
Nicodemo, como los Magos o como el ciego de nacimiento: buscan la luz en la noche de la vida, en su noche personal, social y religiosa, en la noche de la vida.
Es una postura honesta: amar y buscar la luz, la verdad.
Seguramente que también nosotros estamos faltos de luz, quizás porque la luz se hizo presente y no la recibimos, quizás porque hemos apagado la luz en nuestras vidas y preferimos las tinieblas a la luz.
Al menos ¿nos queda nostalgia de la luz?
- El siglo XVIII es el siglo de las luces.
En Europa (quizás en todo el mundo occidental) el siglo XVIII es denominado el “siglo de las luces”, es la época de la Ilustración.
En la modernidad ilustrada la razón sustituye a la fe, las ciencias remplazan a la teología, la autoridad político-científica se superpone a la Biblia, al Magisterio creyente, la esperanza queda dinamitada por la confianza en el progreso, en la tecnología.
Podemos observar que –ciertamente- con la modernidad tenemos más cosas, más medios para vivir. Solemos decir que hoy vivimos mejor que antes. Yo no sé si vivimos mejor que antes. No creo. Tenemos más medios técnicos que nuestros mayores; basta mirar la cocina de nuestra casa, los medios y cosas que tenemos, pero lo que no sé es si vivimos, si nos encontramos más serenos y centrados en la vida.
Las bajas por salud mental en Euskadi
se duplican en seis años y rozan las 43.500.
Del año 2019 a hoy las enfermedades mentales han aumentado en un 51%
Diario Vasco el 4. Marzo. 2024
- La razón y las ciencias no responden a las grandes cuestiones de la vida.
La razón, las ciencias, el progreso, la tecnología no son capaces de responder a las grandes cuestiones de la vida. Sobre todo no arrojan mucha luz a las cuestiones ético-morales, y callan ante las cuestiones del sentido de la vida y de la muerte.
Decía un matemático-filósofo austriaco del siglo XX (L. Wittgenstein, 1889-1951) que: “las cuestiones que no podemos responder no son ni verdaderas ni falsas, sino carentes de sentido”; por lo tanto esas cuestiones mejor no planteárselas.
¿La vida tiene sentido? No lo sabemos, pues entonces déjala de lado. ¿Hay algo después de esta vida? No lo sabemos, pues entonces ni te lo plantees.
Sin embargo, él mismo (Wittgenstein) se dio cuenta de que tales problemas de fondo siguen haciendo carrera en la vida del ser humano. Siempre aflora el problema del sentido de la vida, la cuestión acerca de qué nos cabe esperar, el problema de la muerte…
Quizás hoy en día estas cuestiones se plantean en la consulta de la psiquiatría, pero salen a la luz.
La sociedad ilustrada ha prescindido de estas cuestiones. No se permite que los grandes problemas salgan a flote ni en la educación escolar y universitaria, ni en medios de comunicación, ni en los parlamentos, etc… Ni te plantees esas cosas.
Ahora bien: dos cuestiones:
- El hambre y la sed no son enfermedades, son necesidades humanas.
Por mucho que la sociedad me diga que no me plantee el sentido de la vida, yo tengo hambre y sed de sentido de la vida, de esperanza.
- Por otra parte, ¿Vivimos mejor prescindiendo y al margen de todo pensamiento? ¿Se es más moderno, más progresista y más feliz sin Dios y sin fe?
Nietzsche (1844-1900), padre del ateísmo y del nihilismo más radical “nos condenó a vivir errantes, sin horizonte y sin nada: Estamos condenados a una espesa noche, errantes por la existencia…
Posiblemente hoy en día social y culturalmente estamos en esa noche espesa.
¿A qué se debe, si no, el enorme aumento de enfermedades mentales, depresiones y suicidios? ¿A qué se debe ese descentramiento ético y social?
- En el ámbito cristiano.
Por otra parte en el seno de las Iglesias cristianas: católico, luterana, anglicana, etc. vivimos una profunda deserción. Las Iglesias se han vaciado; el clero escasea y el número de seminaristas ha descendido enormemente. La Iglesia apenas tiene relevancia ni significación en la sociedad, en la cultura, en la educación, etc.
No sé hasta qué punto los planes de pastoral, las posiciones ideológicas religiosas son la luz que pueda iluminar las tinieblas que nos embargan.
Pensar que las iglesias se van a llenar y que los seminarios y conventos se van a ver repletos de seminaristas y novicios me parece que es muy poco real y una fantasía ilusoria.
- ¿La red barredera?
En los evangelios aparece aquella imagen de la Iglesia como una barca que pesca una gran cantidad peces, de cristianos con red, incluso la barca casi se hundía.
Hoy no va a ocurrir eso, al menos entre nosotros.
Ni la evangelización, ni la fe van a ser masivas, sino muy personales. Habremos de trabajar estas cosas no en régimen de cristiandad.
Guipúzcoa tiene 730.000 habitantes. ¿Todos los guipuzcoanos somos cristianos o creyentes? No. Eso es pensar en régimen de cristiandad, que si lo fue, hace tiempo que ya no cierto.
No nos hagamos, ni creemos falsos espejismos de que en tres o cuatro años nuestra diócesis va a ser una Iglesia de Pentecostés.
El cristianismo en los países europeos en las próximas décadas será, probablemente, una iglesia de minorías y probablemente será, como anunciaba K Rahner allá por los años 60’ del siglo pasado, el creyente del futuro será místico o no será.
- La fe es una dicha
Tal estado de cosas no debe hacernos perder la paz, ni crear un desasosiego pensando nostálgicamente que cualquier tiempo pasado fue mejor.
Vivamos gozosamente en la luz de la fe. Vivamos con calma y serenidad en la luz de Cristo en nuestro interior.
La luz de Cristo acontece en nuestro interior, en el fondo de nuestro ser. Ilumina nuestra vida y es algo gozoso.
Esa luz es misericordia. La luz de Cristo nos hace bien en la noche que estamos viviendo.
La lecturas de hoy y toda la Palabra son un canto a la vida y a la salvación por la misericordia de Dios: que tengan vida, que ninguno perezca, que todos se salven...
Todo el evangelio de san Juan es una invitación y una siembra de la vida: en el principio había vida, Yo soy el pan de vida, el agua de vida, Yo soy el camino la verdad y la vida, el grano de trigo ha de caer en tierra para dar vida…
Si la fe os resulta una carga insoportable y de angustia, es que no es el Evangelio del Señor. Si el sistema eclesiástico os da miedo y cansera, es que no es la luz de Cristo.
No sufráis la fe, disfrutad de ella, de la luz de Cristo. Disfrutad de la luz, de la vida.