El pacto de Siquem y los parlamentos. ¿Dónde mejor que en el Señor?

pARLAMENTO

01. JOSUÉ REUNIÓ A LAS TRIBUS DE ISRAEL.

La primera lectura de hoy, tomada del libro de Josué, nos presenta el importante pacto de Siquén.

Allá por el siglo XIII a.C. las tribus hebreas que había salido de la esclavitud de Egipto, están llegando a la “tierra de promisión”. Moisés no entró en esta nueva tierra y Josué fue el nuevo líder de las tribus hebreas, de Israel.

En aquella tierra nueva y libre había habitantes con su cultura y religión.

Por otra parte las tribus no pensaban todas igual ni tenían los mismos esquemas de vida. Había que llegar a acuerdos y pactos: el pacto de Siquén.

Josué convocó a los ancianos de las tribus hebreas y a personas con autoridad para llegar a un acuerdo (pacto / alianza) que tuviera como sustrato común: un mismo Dios, una misma religión que amalgamara a todas las comunidades hebreas.

Josué reunió a las tribus de Israel y les propone: escoged hoy a quién queréis servir.

¿Qué otra cosa son las asambleas del pueblo, los parlamentos y la democracia hoy en día? Las personas, los grupos humanos vivimos en sociedad y como seres sociales hemos de comportarnos.

Aquella asamblea convocada por Josué era en el fondo, “como nuestros parlamentos”: para ver ante quién nos postramos, a quién queremos servir y cómo queremos vivir.

Si no os parece bien nuestra traditio (lo que se nos ha entregado), escoged cómo vivir y a qué dioses queremos servir.

Mejor seguimos en la tradición del Señor, antes que servir a otros señores.

02. MUCHOS DEJARON DE SEGUIR A JESÚS.

Tras la multiplicación de los panes y que Jesús se presentase como pan de vida muchos discípulos suyos se echaron atrás y no volvieron a ir con él.

No se trata de una huida al estilo del hijo pródigo. El hijo pródigo nunca fue increyente. El hijo menor se marcha de casa, es una cuestión moral, pero aquel hijo conservó siempre la memoria de la casa de su padre. Las referencias -la tradición- las tenía bien puestas, la “cabeza bien amueblada” aunque en aquel momento de su vida se había despistado. (Pero no es lo mismo fe que moral).

Cuando san Juan dice que dejaron de seguir o de estar con Jesús, es que “terminaron la conversación”, rompieron el “carnet” y rompieron con todo. Hasta aquí hemos llegado y no quiero saber nada.

Esta historia del abandono nos es muy familiar en nuestro tiempo, en nuestro pueblo, en nuestras mismas familias, en nuestra Europa, especialmente en Europa.1 Mucha gente, muchos estratos de la sociedad han marchado del seno de la Iglesia, otros muchos no han estado dentro nunca. Entre los compañeros-discípulos de Jesús, -y en nuestro tiempo- hubo y hay muchos “transfugas” de todo tipo.

Quizás hoy en día mucha gente no es “nada”, ni creyente ni atea; un pasotismo nihilista, más o menos, ilustrado es el credo actual.

Vivimos en una civilización frívola. Nosotros ya no somos ateos, ni agnóstico, somos frívolos, superficiales

El diccionario de la Real Academia dice del término frívolo: “ligero, veleidoso, insustancial”. Una cosa es ser “ateo como Dios manda” y otra muy distinta es ser ligero, veleidoso e insustancial.

Más que ateos o agnósticos somos frívolos, superficiales.

Este es el “cuadro” religioso en España en estos momentos:

ü No practicantes: 84,9%

ü Agnósticos: 15,8%

ü Ateos: 21,6%

ü Católicos no practicantes: 31,7%

ü No creyentes: 15,8%

ü Practicantes: 15,1%

ü Católicos practicantes: 13,2%

ü Creyentes de otra religión: 1,9% RELIGIÓN DIGITAL

P. Tillich (1886-1965) decía que: ateo solamente es quien no es capaz de tomarse en serio la profundidad de la vida.

Nosotros, nuestro momento cultural no es ateo, ni agnóstico, más bien somos frívolos y superficiales.

Quien es consciente de la complejidad y profundidad de la vida, ese tal no es ateo. Quien se toma en serio la familia, el trabajo, el pueblo, la libertad, la justicia, el sufrimiento, ese tal no es ateo; quien trabaja por la paz, quien trata de abordar humanamente la sexualidad, quien ama el desarrollo de las ciencias, quien ama la cultura, la estética-belleza, la felicidad, etc. está ya en el atrio de la fe.

En el fondo quien ama esas realidades profundas está muy cerca, está amando el Reino de Dios: Reino de justicia, de amor y de paz sembrado por Cristo.

04. ¿A DÓNDE VAMOS A IR, SI SOLAMENTE TÚ TIENES PALABRAS DE VIDA ETERNA?

Siendo razonables y legítimos muchos pensamientos, movimientos e ideologías son valiosas, sin embargo solamente confío, creo en Cristo.

o Es muy legítimo pensar que las ideologías pueden trabajar por la justicia en la sociedad, pero yo no creo en K Marx, ni en los líderes de los diversos partidos, ni en el capitalismo. Creo en Cristo.

o Es muy legítimo amar el propio pueblo, la propia cultura y sentirse perteneciente a un grupo humano, pero yo no creo, en el sentido de fe, en la etnia. Eso al fin y al cabo es también una ideología y no es lo mismo fe que ideología. Solamente creo en Cristo.

o Es muy razonable pensar en el psicoanálisis como terapia psicológica, pero yo no creo en S Freud, creo en Cristo.

o Es posible que algunos movimientos eclesiásticos actuales ultramontanos y “pseudo-segurolas” (dejémoslo ahí), hagan algún bien a determinadas personas, pero no son el eje de la fe, el centro, la roca de la fe es Cristo y solamente Cristo.

¿A dónde vamos a ir si solamente Tú tienes palabras, vida eterna?

El que creó y quienes oraban con el salmo 20 eran muy conscientes de esta cuestión:

Unos confían en sus carros de combate, otros confían en su caballería,

nosotros confiamos en el Señor nuestro Dios. (Salmo 20,7)

Unos confían en su poder, en la fuerza, en su dinero, en el brillo social, nosotros confiamos en el Señor.

El pasado domingo os comentaba en la homilía cómo podemos tener puesta nuestra esperanza con ansiedad en el progreso, en lo que la tecnología nos pueda ofrecer.

El cristiano confía y descansa en el Señor. No nos va a ocurrir nada más sereno y realizador que JesuCristo. Ex memoria, spes. Nuestra esperanza nos viene de la memoria de Cristo.

En el Señor se está bien y en paz. En el recorrido de la vida con sus momentos buenos, así como en las situaciones difíciles, en los fracasos y decepciones, se está bien en el Señor y se encuentra descanso.

Cuando ya más que adulto uno comienza a ser anciano, creer, lo que se dice creer, solamente cree y confía absolutamente en Dios por medio de JesuCristo.

En esta fe quiero vivir y morir

La fe es algo muy humilde, incluso frágil y pobre, pero llena de vida.

La semilla de la fe es la que da sentido a nuestra vida y su transcurrir.

NOSOTROS CREEMOS QUE TÚ ERES EL SANTO DE DIOS.

TÚ TIENES PALABRAS DE VIDA ETERNA.

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