A veces para permanecer hay que cambiar
- San Juan: un evangelio centrado en Cristo.
El evangelio y las tres breves cartas de San Juan, la tradición joànica, está totalmente centrada en JesuCristo.
Algunas características de las comunidades de San Juan:
- Los cristianos de las comunidades joánicas sufrieron la expulsión del mundo judío.
El año 70 Roma destruye el Templo y la ciudad de Jerusalén. Los judíos culparon a los cristianos de tal destrucción, pues los cristianos no reconocieron nunca al emperador romano como dios.
Por eso, los judíos expulsaron de su ámbito cultural y de su tradición religiosa a los primeros cristianos, que lógicamente eran judíos.
- Por otra parte, comienza a adentrarse en las comunidades cristianas alguna duda acerca de la humanidad de Jesús: una especie de gnosticismo.
El gnosticismo es un “espiritualismo” de origen griego (no judío) que no valora la creación, lo corpóreo, lo material. Por tanto comienza ya una tendencia a negar la humanidad de Jesús. Jesús –para el gnosticismo- parecía, pero no era hombre. Por eso San Juan comienza su evangelio diciendo que el verbo se hizo carne (sarx): hombre.
Este gnosticismo provocó no pocas divisiones internas en las comunidades de Juan. Muchos cristianos fueron expulsados de sus comunidades.
- El “Yo soy”.
Dadas las decepciones y divisiones eclesiales de las comunidades joànicas, esta tradición vuelve su mirada a Cristo, que siendo hombre (carne: sarx) era Dios.
En el AT, (Ex 3,14), cuando Moisés le pregunta a Dios: ¿Quién le digo al faraón que eres Tú?. Dios le contesta: Yo soy el que soy. Por eso S Juan aplica a Cristo este “Yo soy”.
Se podría decir que el evangelio de Juan es un continuo “Yo soy” aplicado a Cristo. Los escritos de San Juan vuelven constantemente a Cristo: al que es: Yo soy el buen Pastor, yo soy la puerta y el Buen Pastor, yo soy, la luz, el pan, el agua, la resurrección y la vida o simplemente: “Yo soy”.
- Permaneced. Además de esa “vuelta” al “Yo soy”, otra característica de la tradición de san Juan es la constante invitación a sus comunidades a permanecer: Permaneced en mi amor, (Jn 15,9). Permaneced en lo que os enseñé desde el comienzo, (1Jn 2,27). La tradición de san Juan repite casi obsesivamente esta invitación a permanecer en el Señor. En el párrafo del evangelio que hemos escuchado hoy aparece 7 veces esta expresión: permaneced. (Además de dos veces en la primera lectura de la 1ª carta de Juan).
Permanezcamos en Cristo
- La Iglesia desde Cristo y no al revés.
La tradición de San Juan entiende la Iglesia desde Cristo, desde el encuentro con Cristo. Son unas comunidades que permanecen unidas a Cristo, a la vid. Aunque como siempre y como todos tuviesen sus limitaciones, los cristianos joánicos viven en intimidad con Cristo.
Así como San Pablo entiende la Iglesia de modo comunitario: la iglesia es el pueblo¸ es el templo, es la esposa, es el cuerpode Cristo, etc., estas son imágenes que subrayan lo comunitario (social) de la Iglesia. En Juan las imágenes eclesiales son distintas y centradas en Cristo.
- o En San Juan “no hay pueblo (de Dios)”, pero uno, Cristo, tiene que morir por el pueblo, (Jn 11,50)
- o San Juan no habla nunca del Reino. Pero “Yo soy Rey”, (Jn 18,37).[1]
- o La viña en el AT representa el pueblo de Dios. En San Juan “no hay viña”, pero “Yo soy la vid”, que hemos escuchado en el evangelio. La viña queda sustituida por la vid. Quien importa en la Iglesia y en la vida es la vid, el Señor. Importan el labrador, el Padre, y la vid: Cristo.
- La vid: La savia, la vida la recibimos de la vida, de otros.
Vivir unidos a Cristo.
La imagen de la viña, significa en el mundo bíblico al pueblo de Dios, que recibe la vida de Dios Padre.
Salmo 80,9 Sacaste una vid de Egipto.
Isaías 5 Mi amigo tenía una viña...
Mt 21 la célebre e intencionada parábola de los viñadores homicidas.
En San Juan el tema central de fondo es la vida, tener vida. Lo que los evangelios sinópticos llaman Reino de Dios / Reino de los cielos, San Juan lo denomina como vida.
Desde el comienzo en el Evangelio de Juan se nos dice que en Él estaba la vida, (Jn 1,4). Quien cree en Él tiene vida (Jn 3,4). Cristo es el agua de vida, (Jn 4,14). Es el pan de vida, Jn 6,51-54). Cristo es el Buen Pastor que da vida, (Jn 10). Cristo es la resurrección y la vida (Jn 11,25). Cristo es el camino, la verdad y la vida, (Jn 14,6).
La vida la recibimos de otros: padres, familia, pueblo, amigos, cultura, iglesia, de JesuCristo.
Ser cristiano en San Juan es vivir unidos a la vid de donde nos viene la savia, la vida.
Alimentémonos, pues, del pan de vida, bebamos el agua de vida eterna, recibamos la savia de Cristo, de la vida.
- Momento – situación eclesial actual.
La situación eclesiástica actual entre nosotros, en nuestra propia diócesis es como la parábola de las bodas de Caná: (Jn 2,1-12) se han quedado sin vino (viña), sin amor. Solamente tenemos tinajas de piedra (las tablas de la ley), normas litúrgicas y doctrinales y lo que es peor, la preocupación no es la vida, el evangelio – evangelización, sino la doctrina, la ley y cubrir las liturgias cumpliendo estrictamente las leyes.
El único problema en nuestra iglesia es que no hay curas, cuando el problema es que no hay fe ni adhesión a Cristo
Me resuena en el alma la actitud de San Juan; permaneced: unidos a la vid, al Señor.
Este permanecer lo interpreto para el momento actual y para nosotros -al menos para mí- como permanecer en dos aspectos:
- Ante todo permanecer en la fe en la bondad y redención de Cristo Jesús.
- Permaneced también en el Pentecostés lleno de aliento vital y creatividad del Concilio Vaticano II, que fue como un Éxodo liberador en el que fue madurando y liberándose nuestra fe en el Señor.
Permanezco en el bien que nos hizo la libertad creativa de Juan XXIII y Pablo VI llevando adelante el Vaticano II. Permanezco en el espíritu libre del papa Francisco, aunque no pueda -porque se lo impiden- llevar a cabo lo que piensa y cree.
Han venido otros tiempos y situaciones posteriores. Como escribe el mismo San Juan en la 1Jn 2,19: salieron de nosotros, pero no eran de nosotros.
Permanezcamos unidos a la vid para tener vida.
El Señor es la vida, nosotros los sarmientos.
[1] Solamente una vez Nicodemo le pregunta a Jesús por el Reino.