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 PREPAREN EL CAMINO AL SEÑOR NIVELEN SUS SENDEROS 

 

 

Evangelio Vivo
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Hoy, domingo 8 de diciembre, Segundo domingo de adviento,

leemos el evangelio de San Mateo 3, 1-12

Comentado por el Hermano Patxi Loidi

1 Por aquellos días se presenta Juan el Bautista, proclamando en el desierto de Judea:

2 «Convertíos porque ha llegado el Reino de los Cielos.»3 Este es de quien habló el profeta Isaías cuando dice: Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas.4 Tenía Juan su vestido hecho de pelos de camello, con un cinturón de cuero a su cintura, y su comida eran langostas y miel silvestre.5 Acudía entonces a él Jerusalén, toda Judea y toda la región del Jordán,6 y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados.7 Pero viendo venir muchos fariseos y saduceos a su bautismo, les dijo: «Raza de víboras, ¿quién os ha enseñado a huir de la ira inminente?8 Dad, pues, fruto digno de conversión,9 y no creáis que basta con decir en vuestro interior: `Tenemos por padre a Abrahán'; porque os digo que puede Dios de estas piedras suscitar hijos a Abrahán.10 Ya está el hacha puesta a la raíz de los árboles; y todo árbol que no dé buen fruto será cortado y arrojado al fuego.11 Yo os bautizo con agua en señal de conversión; pero aquel que viene detrás de mí es más fuerte que yo, y no soy digno de llevarle las sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego.12 En su mano tiene el bieldo y va a limpiar su era: recogerá su trigo en el granero, pero la paja la quemará con fuego que no se apaga.»

PALABRA DEL SEÑOR

COMENTARIO

Saludos cordiales, queridas amigas-os. El evangelio de hoy nos habla de Juan Bautista. Sabemos que atrajo una gran multitud de personas y creó un movimiento de discípulos. Varios de ellos se hicieron después discípulos de Jesús. Otros siguieron en un movimiento autónomo, que tardó en entrar al cristianismo.

La Iglesia integró a Juan Bautista en el movimiento de Jesús con los siguientes pasos. Primero, lo presentó en los evangelios como el último de los profetas del Antiguo Testamento y el que preparó el ambiente espiritual a Jesús. Segundo, mostró que fue anunciado por Diosy santificado desde el vientre de su madre. Tercero, estableció la fiesta de su nacimiento, basándose en su santificación desde el seno materno. La liturgia católica celebra solamente tres nacimientos: el de Juan Bautista, el de María y el de Jesús. 

Juan Bautista predica la conversión. Es una conversión que tiene dimensión personal y social, como vemos en la cita del profeta Isaías. Preparad el camino al Señor; nivelad sus senderos. El profeta nos urge a cambiar la sociedad disminuyendo las diferencias sociales.

A los fariseos y saduceos, Juan los trata con dureza. Los llama “raza de víboras”. Les dice que no basta gloriarse de ser judíos, porque Dios puede sacar creyentes hasta de las piedras. Y les pide que den verdaderos frutos de conversión. Se lo dice con amenazas del castigo de Dios, que es inminente si no se convierten.

Después el mismo Juan proclama la superioridad de Jesús con gran humildad: siente que no es digno de soltarle las sandalias, cosa que hacían los más bajos servidores de los grandes señores montados a caballo. Finalmente pregona la superioridad del bautismo cristiano respecto del suyo, porque será el bautismo del Espíritu Santo.

Jesús va a ser muy distinto de Juan. Pedirá también la conversión sincera, pero anunciará la misericordia en vez del castigo. Ello no impide que este texto, puesto en pleno adviento, nos produzca una gran impresión. Nos provoca a los cristianos a ser humildes, no considerarnos superiores y realizar una sincera conversión, una vida nueva cada día.

PLEGARIA

Amenaza y bienvenida

Oh Dios de relámpagos y truenos,

Dios del profeta de las pieles de camello:

Sobrecogidos escuchamos su lenguaje recio.

¡Raza de víboras! ¡El juicio viene presto!

Dad frutos verdaderos

y pruebas de arrepentimiento.

A punto tiene el hacha el jardinero

para cortar los árboles de vuestro huerto…

Su elocuencia es terrible; respiramos lentos.

¿Qué pensarán los líderes hebreos,

saduceos y fariseos?

Pero su ardiente verbo

salpica por igual a nuestro tiempo.

Estamos abrumados por el crimen de este mundo ciego.

Llevamos todos dentro

su pecado sangriento:

las guerras, los hambrientos,

el mundo triturado y roto a cuenta del progreso.

Señor, amigo de los publicanos y zaqueos,

Tú que cambiaste en jubileo

las amenazas de tu pregonero,

perdónanos y empújanos a hacer un mundo nuevo,

basado en la justicia y el derecho.

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