Fiesta de Cristo Rey - Catequesis

Femenino y masculino son inclusivos

El día de Cristo Rey es una gran fiesta. ¿Fue Jesús rey? No. ¿Intentaron proclamarlo? Habría diversidad de opiniones. Que tuvieran deseos de hacerlo, sí, tal como se expresa el evangelio, por ejemplo en Jn 6,15. Señales de lo mismo se ven en los sinópticos, en la entrada a Jerusalén, que llamamos triunfal, aunque no serían muchos quienes lo acompañaban. Y que la mentalidad de la gente y de las discípulas y discípulos era la esperanza de un mesías rey glorioso que los libraría de la dominación, lo encontramos por todos los evangelios. Pero no podemos olvidar una cosa: que Jesús nunca quiso aceptar esos intentos. Y lo que es más fuerte todavía: que Él no actuó como rey glorioso, sino todo lo contrario, hasta el punto de que los discípulos estaban completamente confundidos: por un lado, veían en él algo tan extraordinario, que les hacía pensar que podría ser el mesías. Por otro, su comportamiento e ideas no concordaban para nada con el mesías que ellas esperaban: nada de glorioso, sino sirviente de ellos mismos, humilde, nada triunfal. Y no andaba con la gente importante, sino con los últimos de la sociedad, con el desecho social, la escoria; y además con los pecadores públicos, con quienes nadie quería tratar. Luchaba por esa gente, para transformar a todos
Vayamos ahora a la liturgia. La fiesta de Cristo rey se celebra anualmente el último domingo del año litúrgico, en los tres ciclos. Busquemos qué evangelios se eligen para ese día. En el ciclo A leemos la parábola del juicio definitivo, dedicada a la gente pobre, incluso la más pobre. En el ciclo B leemos la conversación de Pilato con Jesús, antes que lo crucificaran, en la que Jesús declara: mi reino no es de este mundo. Y así había sido su vida como hemos visto: ni rey ni guerrero. Y en el ciclo C la lectura del evangelio es la de Lc 23,38-43, que termina con las palabras de Jesús al buen ladrón: Hoy estarás conmigo en el paraíso. Está crucificado y enseguida muere. En la cruz morían lo esclavos y los malhechores. Jesús muere como uno de ellos. Conclusión: la liturgia no nos presenta a Jesús como Rey glorioso, sino como rey de los pobres y rey crucificado como un malhechor. Es el mesías ANTI-REY.

¿Qué uso hemos hecho los cristianos de esta fiesta? Fue instituida por el papa Pío XI en 1925. Hasta después del concilio, la hemos celebrado como fiesta gloriosa: nada de pobres, malhechores y crucifixión. Y la hemos politizado dentro de una derecha conservadora y triunfalista, que excluía a la izquierda y a la clase trabajadora. Y hasta la hemos empleado como bandera política en la lucha contra los supuestos “enemigos de Dios”. Durante la guerra civil española se llegó al extremo de lanzar vivos a un barranco mortal, a los soldados enemigos capturados, al grito de: VIVA CRISTO REY. Y los que tal hacían eran cristianos católicos fervorosos, convencidos de que luchaban por Jesús y su causa. Y muchos de ellos dieron su vida.

¿Quién los formó? ¿Quién los alentaba y sostenía? Dejémoslo. No juzguemos con criterios de hoy sucesos de hace casi ochenta años. Pero, al mismo tiempo, echemos un vistazo a internet y veamos con qué coronas y adornos gloriosos están colgando imágenes de Cristo Rey. Tomemos buena nota de los graves peligros que encierra el título de Cristo Rey. Y comprobemos que el Cristo triunfalista, ni crucificado ni con los pobres, sigue estando en la cabeza de muchos cristianos

¿Cómo celebrar, pues, esta brillante y peligrosa fiesta? Con la eucaristía, con una homilía correcta, crítica y fervorosa, con un compromiso con los pobres y con el mundo del trabajo, tan maltratado en nuestro país y en otros muchos.
¿Queremos colgar algo en Internet? Compongamos un tríptico que tenga: un cuadro de Jesús con gente empobrecida, por ejemplo, una zona marginal; otro, de la salida de los trabajadores de las fábricas y cómo tienen que andar para colgarse de un autobús, para volver a su hogar; el tercer cuadro, de Jesús crucificado entre dos malhechores. De los tres grupos es Cristo el rey. Y con ellos, de todos. Pero será reconocido REY UNIVERSAL al final de los tiempos.

PLEGARIA
Vestido de rey


Una vez se lo hicieron.
En un palacio lo aclamaron como rey.
Los soldados romanos se lo hicieron,
anodinos hijastros del Imperio,
que se sentían tan romanos ante un pobre.
Erais nadies ante el emperador
y ante los jefes militares que os mandaban.
Y os cebasteis con alguien indefenso,
revestido de rojo y humillado.
También ahí, Señor, bajaste a lo más bajo.

Hoy tapamos aquella malandanza,
adornando tu cuerpo de elegancias
y de grandes coronas, tu cabeza.
¿No te sientes extraño, al mirarte al espejo?
La gente quiere darte los honores externos
que tú nunca tuviste ni buscaste.
Tú quieres sociedades transformadas
por brazos entregados a tu causa.
Ojalá nos lo inyectes en el alma,
mientras nos empeñamos en vestirte de rey.


Patxi Loidi, 24 de noviembre de 2017
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