Banderas latinoamericanas rodean su imagen en la basílica Virgen del Pilar, signo de fraternidad entre los pueblos
"Las imágenes de la Virgen del Pilar y de la Virgen negra de Monserrat representan a la misma mujer sencilla y humilde, cuya vida estuvo totalmente al servicio de Dios y de sus hermanos, los seres humanos"
"Para ser hermanos sobran todas las armas. Bastan las manos abiertas y los cuerpos dispuestos a abrazarse"
Este icono universal (al menos en el mundo católico y ortodoxo), que es la Virgen María, precisamente porque es universal, o sea de todos, cada uno la quiere hacer suya, y la particulariza, la pinta con los rasgos propios de su lugar y de su cultura. Así se explican las múltiples adjetivaciones que recibe María, la mayoría de ellas ligadas a lugares o a culturas. Porque es de todos, es de cada uno. Pero porque es de todos, nadie se la puede apropiar, ni pretender que uno de los títulos es el más adecuado. Ella es lazo de unión, nunca de división. Las imágenes de la Virgen del Pilar y de la Virgen negra de Monserrat representan a la misma mujer sencilla y humilde, cuya vida estuvo totalmente al servicio de Dios y de sus hermanos, los seres humanos. Ella es la esclava del Señor y la servidora de los hombres.
Recuerdo con emoción la primera vez, siendo niño, que visité la basílica del Pilar. A mi hermano y a mi nos llevó allí mi padre. Todavía tengo en la memoria las palabras con las que nos invitó a rezar ante la imagen. Cada vez que he tenido ocasión de volver a Zaragoza suelo visitar la basílica del Pilar. Allí, en dos ocasiones, he predicado la novena del Pilar. Y una vez celebré una Misa en lengua francesa, para un grupo de religiosas catalanas y francesas. Por cierto, la Virgen del Pilar quiere ser francesa y no quiere ser capitana de ninguna tropa, porque a todos nos llama a ser hermanos. Y para ser hermanos sobran todas las armas. Bastan las manos abiertas y los cuerpos dispuestos a abrazarse.
En su reciente encíclica, Francisco hace un alegato en favor de la fraternidad de todas las personas y pueblos. Un signo de esta fraternidad entre los pueblos podemos verlo en las banderas latinoamericanos que se encuentran en la Basílica del Pilar, rodeando la imagen de la Virgen.