Pablo Guerrero, en 'Sal Terrae' Convertirse es sentirse atraído
"Todavía, y para bien de la Iglesia, los Ejercicios Espirituales de san Ignacio son y están de actualidad"
Al comenzar a leer el nuevo libro de la editorial “Sal Terrae”, en su colección “Pastoral”, con el preceptivo, o no, “Imprimatur” del obispo de Santander, concedido el día 23 de noviembre de año 2019, sería de provecho espiritual muy religioso prestarle atención a la luminosa y orientadora afirmación de Leonardo Bojj, que inserta en su página 88, de que “todo niño quiere ser hombre. Todo hombre quiere ser rey. Todo rey quiere ser Dios …Solo Dios quiso ser niño…”
Frase de tanta teología y cristianismo forma parte del texto de “Convertirse es ser atraído”, en el apartado de su “Ruta Tercera” titulado “Compartir, igualarse y servir”, cuya descripción de inicia en la página ocho con referencias ignacianas a aquello de que “no el mucho saber harta y satisface al ánimo, mas el sentir y el gustar de las cosas internamente”.
El autor del libro “Convertirse es ser atraído”, con el subtítulo explicativo de “Una propuesta para ocho días de ejercicios ignacianos”, es el jesuita Pablo Guerrero Rodríguez, profesor de Teología Pastoral y de Teología Moral, licenciado en variadas asignaturas de las Ciencias Sagradas y que “lleva más de veinte años acompañando ejercicios ignacianos para jesuitas, religiosos y laicos en formato de ocho días y en formato de ejercicios de vida ordinaria”.
Y es que todavía, y para bien de la Iglesia, los Ejercicios Espirituales de san Ignacio son y están de actualidad. Con alguna que otra pincelada oportuna, y acelerado respeto para los tiempos nuevos, contenido y pedagogía “ignacianas” son de obligada consideración- información- formación religiosas. El Padre Arrupe destaca en el texto del libro que “la tarea a través de los Ejercicios Espirituales no es otra que la de trabajar por una verdadera conversión”, por supuesto que con el pensamiento del ya fenecido Padre General y profeta, y con el deseo de que de su proceso penitencial se aprovechen los mismos jesuitas, los obispos, los papas, los sacerdotes, los religiosos y religiosas y cuantos laicos y laicas tengan a bien seguir la inspiración sobrenatural de someterse a su práctica…
Y es que términos como conversión e Iglesia siempre van juntos. De la mano Su ejercicio es simultáneo Sin Iglesia-Iglesia no hay conversión. Sin esta, aquella –la Iglesia- no es la de Jesús. Es –sería- la de otros, tal y como en gran proporción acontece y de cuyos “frutos” insanos –también en su acepción de “locura”-, son muchos los que se alimentan y nos alimentan espiritualmente…
En la página 91, el autor Pablo Guerrero, nos obsequia con una de las poesías firmadas por el también jesuita José Luís Blanco Vega :
“A fuerza de amor humano/ me abraso en amor divino/. La santidad es camino / que va de mí hacia mi hermano/. Me dí sin tender la mano / para cobrar el favor;/ me dí en salud y en dolor/ a todos, y de tal suerte/ que me ha encontrado la muerte/ sin nada más que el amor”.