Juan Antonio Paredes Muñoz, en PPC 'Al servicio de Dios y del hombre': una biografía de Antonio Dorado Soto
Don Antonio Dorado Soto tenía un estilo evangélico de ser obispo en la estela del Concilio: estar en medio de su pueblo como el que sirve, tratar a los sacerdotes como “hijos y amigos”
Conocí y traté personalmente a don Antonio Dorado en los breves tiempos gloriosos inmediatos a la celebración del concilio Vaticano II , tiempos que “pasaron a mejor vida”, desgraciadamente en España a consecuencia del contubernio establecido entre la Santa Sede y el Nacional Catolicismo, manifestado de forma augusta y “escandalosa” en la llamada “Asamblea Conjunta” entre sacerdotes y obispos.
El protagonista del nuevo libro editado por PPC, en su colección “Actualidad”, con el título de “Al servicio del Dios y del hombre: Antonio Dorado Soto”,, aporta innumerables y atrevidos datos de aquella época, en la que con la intervención del arzobispo de Madrid, Mons. don Casimiro Morcillo, y de Mons. Guerra Campos, Secretario de la Conferencia Episcopal, la Acción Católica y multitud de esperanzas reformadoras fueron arrasadas de la faz de la Iglesia, substituidas sus actividades por multitud de concentraciones “religiosas”, rezos, consagraciones y reafirmaciones en la fe y en la patria.
El autor del libro, Juan Antonio Paredes Muñoz, conoció a la perfección al obispo Antonio Dorado, sus andanzas pastorales por diversas diócesis del Sur de España, así como por sus enseñanzas firmes y practicadas por él, con activa presencia en distintas Comisiones de la Conferencia Episcopal, por lo que la lectura de las 232 páginas del texto resultará ser de provecho, instrucción e información cabalmente religiosa y al día.
(Es posible, no obstante, que a algunos les resulte ociosa una de las dos proyecciones del título del citado libro “Al servicio”, dado que, tanto los “beneficiarios- “Dios”- como “el hombre”, se complementan e identifican felizmente entre sí, tornando imposible la dedicación, compromiso y entrega al UNO, sin el OTRO)
Estas palabras de la “Introducción Preliminar “ escritas por el autor, estimulan adentrarse en la humilde, sencilla y evangélica “vida y milagros” de don Antonio Dorado, consagrado obispo en 1970 y protagonista en gran parte y proporción del apartado titulado “El gran drama de los obispos del cambio”, al que están dedicadas las páginas 53 y ss.:
“Además de una aguda inteligencia, una curiosidad insaciable, una fe firme en la acción del Espíritu Santo, tanto en la Iglesia actual como en la de siempre, y un gran sentido común, don Antonio Dorado Soto tenía un estilo evangélico de ser obispo en la estela del Concilio: estar en medio de su pueblo como el que sirve, tratar a los sacerdotes como “hijos y amigos”, “consagrar un cuidado especial a los pobres”, predicar y presentar el Evangelio de siempre acomodado a las necesidades de los tiempos “, ser hombre de diálogo y de comunión, y guiarse por la mansedumbre y la humildad. Por supuesto, también tenía defectos, pero era consciente de ellos y esto le facilitaba el trato con todos, especialmente con sus colaboradores más cercanos”
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En la misma colección de PPC. aparecen también títulos y nombres como los de “Francisco, el papa americano”, “Pablo VI”, “Recuerdos y memorias de José María Cirarda”, “Recuerdos de la transición, de Alberto Iniesta”, y “Confesiones” del Cardenal Tarancón.