"Estuve divorciado y me acogisteis", en PPC ¿En qué Dios creemos?
(Sebastián García Trujillo).- El autor ha comentado en más de una ocasión que las cuestiones teológicas hay que clarificarlas con argumentos teológicos. Es un punto a tener presente en la lectura de este libro que versa sobre las cuestiones disputadas (al menos para los cristianos) en torno a la afectividad humana.
Y es que los problemas que se refieren a la afectividad humana de las que se ocupa Amoris laetitia no son sólo morales, sino que, en su raíz, plantean una decisiva cuestión teológica. Lo que está en juego no es sólo saber qué hacer o no, sino en qué Dios creemos: en el que esgrime como primer argumento la ley y las verdades innegociables o en el que filtra las normas morales a través del axioma de la misericordia.
Esta última es la actitud característica del Dios de Jesús que se nos muestra, por ejemplo, en el Padre de la parábola del hijo pródigo frente a la postura legalista de ambos hijos y que el Nazareno resumió en este apotegma contundente: "El sábado (o la ley) se hizo para el ser humano y no el ser humano para el sábado (o la ley)" (Mc 2, 27).
La dialéctica de la que se ocupa J. Martínez Gordo se nos manifiesta bajo múltiples formas: indisolubilidad y misericordia, moral y Evangelio, ley y persona o universalidad y singularidad (p. 165). En muchas situaciones de la vida humana hay que ponderar, además de las razones teóricas (¿de dónde 'deducidas'? ¿de una presupuesta ley natural cada vez más discutida? ¿de una antigua tradición cultural? ¿de una ley supuestamente dictada palabra a palabra por Dios?), otras muchas circunstancias, más o menos determinantes. No nos queda otra alternativa que recurrir al discernimiento crítico o/y pastoralmente acompañado.
El autor realiza su aportación teniendo presentes dos líneas discursivas. Por una parte, tras exponer la doctrina de la Iglesia oficial en torno a la afectividad humana en los pontificados de Pablo VI, Juan Pablo II y Benedicto XVI, hace un seguimiento minucioso de los documentos que la Iglesia Católica ha elaborado en los años 2014 y 2015, con ocasión de los Sínodos sobre la familia.
Por otra, toma en consideración las distintas propuestas de diferentes personalidades (G. L. Müller, O. Rodríguez Madariaga, R. Marx, W. Kasper, Ch. Schönborn...) y grupos de opinión (¿de presión, en ciertos casos?). J. Martínez Gordo ha tenido la habilidad de guiarnos en este laberinto con ritmo, minuciosidad y claridad, mostrándonos cuál es el nuevo campo de juego en el que los católicos hemos de dirimir las cuestiones disputadas en torno a la afectividad humana.
Es cierto que Amoris laetitia no soluciona todos estos asuntos. El autor señala, por ejemplo, que el documento final se ha quedado corto en su reflexión sobre la homosexualidad (más corto incluso que el Informe para el debate del Sínodo extraordinario).
Pero así y todo, el Papa Francisco, acogiendo las conclusiones aprobadas por mayoría cualificada en las sesiones sinodales, ha dejado las puertas entreabiertas en la exhortación apostólica Amoris laetitia para que los pastores y todos los fieles bautizados (el autor reivindica repetidamente el sensus fidelium de los laicos y laicas cristianos en estas cuestiones, en las que son expertos porque a ellos afectan de manera directa), puedan optar -oportunamente acompañados- entre las distintas opciones que se les abren a partir de ahora.
No es poco, aunque a algunos se lo parezca. "Dios guarde a Francisco muchos años, concluye el autor- Tantos como necesarios sean para que pueda dejar abiertas o, por lo menos, entornadas, muchas más puertas en la Iglesia. Y no solo las referidas a la pastoral familiar y a la moral sexual". Que así sea.
Para saber más acerca del libro Estuve divorciado y me acogisteis: Para comprender "Amoris laetitia", pincha aquí: