Un libro del periodista Santiago Chivite 'Encuentros con Jesús de Nazaret' o el arte de preguntar
Santiago Chivite, periodista y escritor, ha publicado en San Pablo el libro titulado 'Encuentros con Jesús de Nazaret'
El autor encuentra a Jesús en la calle y comparte con él dudas, confidencias y reflexiones en un diálogo suspendido en el tiempo y el espacio y ajeno a los rigores de la teología y las prescripciones de la liturgia
Carlos Osoro, en la presentación del libro, diagnostica que "El autor, como buen periodista, lo que mejor sabe hacer es preguntar… Y las respuestas de Jesús nos refrescan el mismo evangelio, prodigiosamente desplegado a lo largo de todo el diálogo…"
Y es que para redactar las 266 páginas del libro hay que ser y ejercer de periodista de los buenos, haber leído y releído el evangelio, estar al tanto de los aconteceres del pueblo y, por supuesto, de la Iglesia y vivir en las cercanías del papa Francisco
Con esta obra, el autor conseguirá ayudar a aupar, sustantivar y expandir la idea de 'sinodalidad' inherente a la Iglesia
Carlos Osoro, en la presentación del libro, diagnostica que "El autor, como buen periodista, lo que mejor sabe hacer es preguntar… Y las respuestas de Jesús nos refrescan el mismo evangelio, prodigiosamente desplegado a lo largo de todo el diálogo…"
Y es que para redactar las 266 páginas del libro hay que ser y ejercer de periodista de los buenos, haber leído y releído el evangelio, estar al tanto de los aconteceres del pueblo y, por supuesto, de la Iglesia y vivir en las cercanías del papa Francisco
Con esta obra, el autor conseguirá ayudar a aupar, sustantivar y expandir la idea de 'sinodalidad' inherente a la Iglesia
Con esta obra, el autor conseguirá ayudar a aupar, sustantivar y expandir la idea de 'sinodalidad' inherente a la Iglesia
El cardenal, arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, en la presentación del libro 'Encuentros con Jesús de Nazaret', editado por San Pablo, muy certeramente diagnostica que “El autor, como buen periodista, lo que mejor sabe hacer es preguntar… Y las respuestas de Jesús nos refrescan el mismo evangelio, prodigiosamente desplegado a lo largo de todo el diálogo…”
El periodista aludido es el también escritor Santiago Chivite, “quien encuentra a Jesús en la calle y comparte con él dudas, confidencias y reflexiones en un diálogo suspendido en el tiempo y el espacio y ajeno a los rigores de la teología y las prescripciones de la liturgia. En sus charlas y paseos va desvelándonos la dulzura de sus palabras, la fuerza y sentido de su vida que vivifican la nuestra…”
Y es que en realidad, para redactar las 266 páginas del libro hay que ser y ejercer de periodistas de los buenos, haber leído y releído el evangelio, estar al tanto de los aconteceres del pueblo y, por supuesto, de la Iglesia y vivir en las cercanías del papa Francisco y de sus interpretaciones acerca de la Iglesia, “sinodal y en salida,” como Dios manda y así ella lo requiere por “ Nuestra”, por “Santa” y por además y sobre todo por “Madre”. Sirve de orientación decisiva la dedicatoria del libro“A mi madre, Concha, que me llevó de la mano como a una fiesta, a conocer a Jesús, y a mis nietos Juanjo, Santi y César y, como siempre, a Dori” ¿Hay quién dé más y mejor?
Cada uno de los términos que componen el título del libro de Santiago Chivite es una apuesta por la autenticidad de la Iglesia y la actualidad en la que la enmarca el papa Francisco. “Encuentro” es palabra clave en tal menester y oficio. Sin encuentro y encuentros no hay periodismo que valga. Si en cada encuentro no se descubre a Jesús, no es cristiano el profesional dedicado a estos menesteres, por muy informado que parezca estar acerca de la Iglesia oficial, de sus ceremonias y sus ritos.
Con la redacción del libro, el autor conseguirá ayudar a aupar, sustantivar y expandir la idea de “sinodalidad” inherente a la Iglesia.
El Padre Ángel García, Presidente de Mensajeros de la Paz, presente en el prólogo de estos encuentros -y de todos-, en su página 17, refiere que “si Jesús viniera a mí, además de arrodillarme ante Él, lo sacaría de la iglesia y le diría que saliera a la calle, que fue lo que hizo y le regalaría al pobre una mascarilla para que estuviera protegido en la calle y para que experimentase lo que es no poder sonreír ni ver las sonrisas de los demás… Jesús no mandaba a nadie que fuera a pescar, sino que iba a pescar él mismo y a buscar pescadores que le acompañaran…”
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