Reivinicando la tarea sagrada de hablar Enseñar a hablar: 'La vida secreta de las palabras'
Hoy, por diversidad de circunstancias, apenas si se practica la tarea sagrada de “hablar”. Con tan solo un reducido número de fonemas, de “frases hechas o por hacer”, nos basta y nos sobra para subsistir, pasar el rato, y afrontar la responsabilidad de afrontar, construir y reconstruir el “hábitat” en el que vivimos
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“Enseñar al que no sabe” era y será a perpetuidad, noble “obra de misericordia” para cualquier colectivo, tanto en su constitución como en el mantenimiento de la convivencia que lleva consigo. Si además la enseñanza se enmarca con cuanto se relaciona con la asignatura – disciplina de “hablar”, su transcendencia es aún mayor, necesaria e imprescindible.
Y es que somos, lo que son las palabras de las que nos servimos para relacionarnos como seres humanos. No acertar con la palabra exacta, degradarla o un desvío consciente de su contenido real y académico , llevará necesariamente consigo atropellos y falta de inteligencia y comprensión, haciendo inviable todo atisbo de convivencia -comunicación social, con espectacular mención para cuanto es y significa comunicación (común-unión) religiosa.
Hoy, por diversidad de circunstancias, apenas si se practica la tarea sagrada de “hablar”. Con tan solo un reducido número de fonemas, de “frases hechas o por hacer”, nos basta y nos sobra para subsistir, pasar el rato, y afrontar la responsabilidad de afrontar, construir y reconstruir el “hábitat” en el que vivimos, tanto personal como colectivamente.
Y es que es mucha, negativa y nefasta la carencia de maestros en la palabra que se padece, con la negligente y pálida circunstancia de haberle encomendado el ejercicio de tal menester preferentemente a los responsables de los medios de comunicación social-léase TV.y otros-, expertos todos, por ejemplo, en haber conseguido suplantar el término “diálogo”, por el de “griterío”, así como el de “verdad” por el de “mentira”.
En esta paraje tan desolador de escasez-carencia, y perversión, de palabras, hemos de felicitarnos bibliográficamente por que de vez en cuando, a adultos y a personas de buena voluntad, se les faciliten determinados libros cuya publicación coincida exactamente con la calificación de intentar ser respuesta cabal a la tan generalizada y urgente necesidad de aprender a hablar y así poder entendernos entre unos y otros.
Y el último de estos libros, recientes y recomendables, es al que hago referencia aquí y ahora, publicado por “La Esfera de los Libros”, con el título de LA VIDA SECRETA DE LAS PALABRAS, de cuyo texto, con sus 408 páginas, son autores Shayma Filali Baba Louartiti, Israel Villalba de la Güida y Peru Amorrortu Barrenetxea, reconocidos y titulados expertos en estas materias, a las que explícitamente hace referencia el subtítulo de su libro con dato tan preciso como el de “Más de 2.000 etimologías para descubrir el origen y la evolución de nuestro idioma”.
En la contraportada se informa oportunamente que “este libro no pretende ser un diccionario etimológico de consulta, sino una lectura divertida y curiosa con la que expertos y profanos disfruten y aprendan. La curiosidad es el único requisito para adentrarse en estas páginas y conocer los secretos que ocultan los vocablos empleados en nuestra vida diaria”
Con referencias “religiosas”, expreso la opinión de que la lectura servirá de provecho a favor de la reforma- renovación en la que hoy parece, por fin, empeñada la Iglesia, ya desde la misma raíz de sus palabras más esenciales.
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