Cardenal Amigo, en San Pablo "Francisco de Asís, historia y leyenda"
(Antonio Aradillas).- "Bastaría recordar este "Cántico" para ver la importancia que tiene san Francisco en la historia de la ecología, del cuidado de la naturaleza y del amor a la creación entera... Todo le conduce a Dios y con ella podría dirigirse y hablar con el altísimo Señor". Con estas palabras inicia el capítulo VIII -"El Cántico de las Criaturas"- , Carlos Amigo Vallejo -Cardenal Arzobispo Emérito de Sevilla-, el libro, de 604 páginas, editado por San Pablo, con el título de Francisco de Asís, historia y leyenda.
Sí, en realidad, en el "Cántico del Hermano Sol", y en el nombre y en la vida de quien lo escribió y de quienes lo recitaron y se ejercitaron en él, mediante la sagrada vocación o la devoción religiosa, se aprecian valores netamente evangélicos, que constituyen el alma de la Iglesia "Semper reformanda", en los sempiternos tiempos de su historia, para los que debió ser, y en gran parte, fue: fiel respuesta de religión y de vida.
El franciscano "Cántico de las Criaturas", es teología sagrada. Es ascética y mística. Es Evangelio. El Evangelio, santo por antonomasia. Es regla y norma de vida cristiana, sin glosa e interpretaciones canónicas, que disipen su espíritu y el que su Inspirador - el propio Espíritu Santo- le adscribiera como signo y sacramento de estilo de vida y de valores, diametralmente distintos -a veces, opuestos-, a los paganos y a los "oficializados" u "oficializables" por estamentos burocráticos y administrativos, no siempre al servicio del pueblo de Dios, y que, con desdichada frecuencia, supusieron su perversión, con el correspondiente y fundado escándalo para propios y extraños.
La Iglesia, o es franciscana de verdad, o está a años luz de la idea de la que Cristo Jesús tuvo de ella, además de dejar constancia y reflejar así en sus adoctrinamientos y testimonios de vida.
En su Introducción, su autor, también franciscano, refiere con lealtad que "este libro se ha escrito después de muchas horas de lectura de fuentes y documentos, de visitar como peregrino los lugares por los que discurrieron los acontecimientos y contemplar desde la experiencia de Dios la historia, vida y espíritu de Francisco de Asís".
Los doce capítulos de que consta, se intitulan de esta manera: el santo y la leyenda, la conversión la fraternidad, Clara y las hermanas pobres de Asís, la misión y el diálogo, la Madre Iglesia, Alverna, "El Cántico de las Criaturas", muerte y herencia, la huella franciscana, la evangelización franciscana y la Señora de los Ángeles.
Los conceptos de la verdadera y única "cruzada", reconversión de la Iglesia, libertad, naturaleza, la Casa del Islam, la misericordia, la fraternidad- diakonía-, la pobreza, el amor contemplado, el diálogo, ministros y señores, la ecologia, la paz, la misericordia, la pura sencillez, la amistad con la hermana Clara, el trato con los "hermanos" fray León, Rufino, Mateo..., y con los también "hermanos", las estrellas, la luna, el sol, el agua -"útil, preciosa, humilde y casta"-, la madre tierra, la muerte, los frutos con flores de colores y hierbas, la enfermedad, el "alegre , robusto y fuerte fuego", el aire y el nublado..., son doctas referencias evangélicas, necesitadas de formar parte de la salmodia-oración diaria del cristiano consciente y cabalmente religioso.
El derecho a ser pobre, a tener hermanos, a ser libre y a vivir según la forma del santo Evangelio, fueron, y son, reclamados, por el primer Francisco, el de Asís, al igual que por su homónimo el Papa, contando con las proclamas que se citan en el libro, en su página 299, de "los predicadores que a las puertas de los palacios episcopales, y en el compás de las grandes abadías, gritaban ¡Pobres sí, Iglesia no!".
Un libro -"historia y leyenda"- de emocionante y comprometida actualidad, en el que "la sencillez y la humildad de "El Pobre" de Asís, transciende su época para convertirse en un santo universal, y en el que su figura, muy querida y admirada, representa una de las más altas manifestaciones de la espiritualidad cristiana", lo que demuestra que quienes son, y ejercen fielmente, de "Franciscos", nunca jamás perecerán, dentro y fuera de la Iglesia.