(Editorial Paulinas).- El papa Francisco ha convocado en Sínodo y nos invita a todos los miembros de la Iglesia, como Pueblo de Dios, a cuestionarnos sobre lo que significa y cómo se debe vivir en sinodalidad: es un tema esencial para la vida y la misión de la Iglesia, que deberá dialogar y compartir sus reflexiones en un camino que durará dos años (2021-2023).
Este Vía Crucis pretende recrear el camino de servicio, de búsqueda de la fraternidad, de anhelo de comunión y reconciliación, de igualdad entre sus primeros discípulos, de búsqueda de un mundo nuevo, el Reino de Dios, en el que es vital escuchar el clamor de la Tierra y el de los empobrecidos, como el mejor testimonio de la vida de Jesús.
El Evangelio que anunció con su existencia, es una llamada a profundizar en la fraternidad para que crezca y se fortalezca la comunidad, a buscar la comunión, pero no desde la uniformidad, sino desde la pluralidad y el entendimiento, en la escucha recíproca, en el perdón y la reconciliación. En la sinodalidad, como fruto del amor más auténtico.
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