Padre Mateo Bautista, en San Pablo 'El duelo del perdón. Relatos para recibir y dar perdón'
(Antonio Aradillas).- Prescindo aquí y ahora de la acepción académica de "duelo" como "conjunto de demostraciones que se hacen como manifestación por la muerte de una persona", y subrayo la del "reto o desafío" que ha de afrontarse para convencer a alguien y también, y sobre todo, "vencer alguna dificultad". Con sinceridad he de advertir que precisamente tal vencimiento es asignatura inédita en los manuales de la educación integral, tanto de la fe, como de los principios fundamentales que exige y reclama toda convivencia.
Ni se educa, ni educamos para ser y estar prestos -siempre y por el hecho de ser personas-, a enfrentarnos con la necesidad que se tiene de perdonarnos unos a otros, con el fin de que la paz se convierta y actúe con plenitud de derechos y deberes. Perdonarnos a nosotros mismos y a los demás -sean jerarquía o simples colegas- no entra todavía en los cálculos y programas de educandos y educadores, y además tiene mala prensa familiar y social. "Quien la hace, la paga", sigue siendo tristemente principio reivindicativo, glorioso y rotundo, y con proyección de futuro, lo mismo en esta vida que en la otra.
Por eso resulta agradable y sorprendente noticia, la reciente publicación del libro "El duelo del perdón", editado por San Pablo, con el atractivo y subyugante subtítulo de "Relatos para recibir y dar perdón", en la colección "Vida Plena" y en colaboración con el Centro de Humanización de Salud- Religiosos Camilos.
Su autor es el padre Mateo Bautista quien, "a través de anécdotas históricas y ejemplos reales, nos invita a reflexionar sobre la necesidad de perdonar y nos anima a empeñarnos a conseguirlo, recordándonos persistentemente que "sin perdón no hay futuro".
Del joyero de frases, moralejas y eslóganes que están esparcidas -sembradas y resembradas- en las 242 páginas del texto, subrayo estas: "El perdón es preventivo, resiliente, rehabilitador, sanador y regenerativo"; "El perdón propicia un mayor y mejor conocimiento de sí mismo y de las debilidades / fortalezas internas"; "El perdón promueve una mayor capacidad de diálogo, de relaciones humanas y de integración social"; "Nadie, excepto Dios, es "dueño" del perdón, y nosotros estamos a cargo de su "administración"; "Con el perdón, la persona no nace, se hace"; " Hay perdones a medias, de boca para afuera, mezquinos y fariseos"; "El perdón de Dios, desde la cruz de su Hijo, es el perdón más gratuito, más misericordioso, más amoroso, más modélico y más estimulante"; "Perdón es sinónimo de reconciliación".
¡Por favor¡, no echen en saco roto este consejo: lean el libro "El duelo del perdón", con la seguridad de que su lectura les hará ser mucho más cristianos, humanos y hermanos, y serán muchas y multicolores las mariposas que les salgan al paso...
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