Rafael Ruiz Andrés, sobre la obra de Juan José Tamayo en Fragmenta La compasión en un mundo injusto: Tras leerlo, nuestra perspectiva ya no puede -no debe- ser la misma
"En un corto espacio de tiempo, Juan José Tamayo, destacado teólogo español y uno de los expertos de las religiones más reconocidos en lengua hispana, ha irrumpido en el mercado editorial con tres nuevas aportaciones"
"Los dos volúmenes que vieron la luz en 2020 -sobre la vida y pensamiento de Pedro Casaldáliga y sobre la coyuntura internacional respectivamente- son culminados en la obra sobre la compasión, La compasión en un mundo injusto
"Una de las aportaciones más originales del volumen: un tridecálogo de la relación entre compasión y justicia, contenido en el capítulo quinto del libro"
"El camino propuesto para el descubrimiento de la compasió nos sumerge en un amplio elenco de autores, pensamientos, tradiciones y escrito"
"Nuestra perspectiva ya no puede -no debe- ser la misma después de haber descubierto el legado y la oportunidad de una razón compasiva"
"Una de las aportaciones más originales del volumen: un tridecálogo de la relación entre compasión y justicia, contenido en el capítulo quinto del libro"
"El camino propuesto para el descubrimiento de la compasió nos sumerge en un amplio elenco de autores, pensamientos, tradiciones y escrito"
"Nuestra perspectiva ya no puede -no debe- ser la misma después de haber descubierto el legado y la oportunidad de una razón compasiva"
"Nuestra perspectiva ya no puede -no debe- ser la misma después de haber descubierto el legado y la oportunidad de una razón compasiva"
| Rafael Ruiz Andrés. Universidad Complutense de Madrid
En un corto espacio de tiempo, Juan José Tamayo, destacado teólogo español y uno de los expertos de las religiones más reconocidos en lengua hispana, ha irrumpido en el mercado editorial con tres nuevas aportaciones: Pedro Casaldáliga. Larga caminada con los pobres de la tierra (Herder, 2020), La Internacional del odio ¿Cómo se construye? ¿Cómo se deconstruye? (Icaria, 2020; 2024, 4ª ed.) y La compasión en un mundo injusto, esta última publicada por la editorial Fragmenta en el año 2021; 2023, 2ª ed.).
Los dos volúmenes que vieron la luz en 2020 -sobre la vida y pensamiento de Pedro Casaldáliga y sobre la coyuntura internacional respectivamente- son culminados en la obra sobre la compasión, en la que se articulan en torno a este concepto, en ocasiones tan malinterpretado desde el sentimentalismo, las aportaciones, inquietudes e intereses de Juan José Tamayo a lo largo de su carrera académica y, de modo particular, en los últimos años.
La compasión en un mundo injusto arranca con la presentación de una doble perspectiva que nos proporciona, a su vez, las claves desde las que aproximarse a la obra: una mirada interior, en la que el autor ahonda a partir de su experiencia durante el tiempo de pandemia y de confinamiento, momento en el que se concibe y escribe el libro, y una mirada exterior, hacia el “mundo injusto”.
Respecto a esta última, Tamayo efectúa un rico ejercicio de concreción de las diferentes vertientes que nutren la injusticia a escala global, explorando -así- las situaciones y las contradicciones que pueblan las esferas política, migratoria, de género, económica, cultural y cognitiva. Como muestra palmaria de ese cúmulo de injusticias globales, el autor explora lo que califica como la vuelta del fascismo a la escena internacional a través de un análisis que conecta con las reflexiones contenidas en La internacional del odio, en la que Tamayo aborda explícitamente este tema.
Tras estas dos primeras partes de la obra, se abre un recorrido en el que el autor irá fundamentando su propuesta: la compasión como respuesta a las injusticias que atraviesan estructuralmente nuestro sistema y como nuevo principio teológico. Mención destacada amerita el inicio de la trayectoria propuesta por Tamayo, que comienza con la exploración en el capítulo 3, el más voluminoso de la obra, de las raíces de la compasión a partir del estudio de las denominadas “religiones mundiales”: cristianismo, judaísmo, budismo, hinduismo e islam, así como de otras tradiciones, como las amerindias, cuya sabiduría y originalidad destaca y que en tantas ocasiones han sido ignoradas desde el pensamiento occidental.
A partir del descubrimiento de la veta compasiva común a las diferentes religiones, y desde lo que califica como la necesidad de historificación de la compasión, Tamayo sienta las bases de la obra a través de la presentación de una de las aportaciones más originales del volumen: un tridecálogo de la relación entre compasión y justicia, contenido en el capítulo quinto del libro.
El camino propuesto para el descubrimiento de la compasión continúa y la obra nos sumerge en un amplio elenco de autores, pensamientos, tradiciones y escritos, así como en las reflexiones del propio autor a lo largo de su trayectoria intelectual, para perfilar una compasión multidimensional: teo-política (para la que rescata el legado del teólogo alemán Johannes Baptist Metz y de la teología de la liberación); anclada en el senti-pensamiento que emana del reconocimiento de las posibilidades y límites del diálogo entre ciencia y religión; que se articula como ecohumanista -frente a la amenaza del transhumanismo-, y que se nutre de la vida y la palabra subversivas de las mujeres olvidadas.
Los dos últimos capítulos, “Hacia una ética de la compasión” y “Hacia una mística de ojos abiertos” constituyen la culminación de la travesía de descubrimiento de la compasión propuesta por Tamayo. A través del diálogo -otra de las palabras clave que recorre, como un hilo, la obra- entre las voces religiosas, particularmente espirituales y místicas, y las aportaciones de pensadores tan relevantes como Schopenhauer, Lévinas, Butler y Mèlich -a los que hay que sumar todas las voces que recurrentemente son citadas en la obra y enriquecen polifónicamente la perspectiva del volumen, como Simone Weil o Martha Nussbaum, entre otras muchas, Tamayo fundamenta posibilidad de una ética mundial de la compasión que se nutre de una mística atenta, activa, inconformista, crítica y políticamente eficaz.
De este modo, y tras haber transitado por los múltiples senderos que conforman el camino de la compasión, el autor retorna en la parte final del libro a las dos miradas -hacia el exterior y hacia el interior- de las primeras páginas. Sin embargo, nuestra perspectiva ya no puede -no debe- ser la misma después de haber descubierto el legado y la oportunidad de una razón compasiva.
En sus últimas palabras, la obra nos presenta el punto culminante de la indagación, que se erige -a su vez- como el punto de partida desde el que volver, una vez cerrado el libro, al mundo en el que habitamos: la identificación con las víctimas, condición indispensable para seguir hablando y actuando compasivamente hoy y exigencia ineludible para la construcción de una ética, personal y mundial, que más allá de todo sentimentalismo, descubra el potencial transformador de la compasión.
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