La obispa episcopaliana Mariann Edgar Budde saca los colores al nuevo presidente El sermón anti-Trump (en presencia de Trump): “Misericordia con los transgénero y los migrantes”
“Puede que no sean ciudadanos o puede que no tengan la documentación apropiada, pero la gran mayoría de los inmigrantes no son criminales"
La obispa añadió: “Y también con los que recogen nuestras cosechas y limpian nuestras oficinas; los que lavan nuestros platos en un restaurante o los que hacen los turnos de noche en los hospitales”
El presidente de EEUU, Donald Trump, inició este martes su primer día en el poder con un servicio interreligioso en la Catedral Nacional de Washington, un evento que marca el cierre de los actos de su investidura.
Trump asistió a la ceremonia junto a la primera dama, Melania Trump. Desde la primera fila, ambos escucharon en silencio y con gesto solemne los rezos, las melodías del órgano y los cantos, incluido un 'Ave María'. A su lado estaban el vicepresidente, JD Vance y su esposa, Usha.
La obispa episcopaliana Mariann Edgar Budde pidió a Trump y Vance tener “misericordia” con “los gais, lesbianas y niños transgénero”. La obispa añadió: “Y también con los que recogen nuestras cosechas y limpian nuestras oficinas; los que lavan nuestros platos en un restaurante o los que hacen los turnos de noche en los hospitales”.
“Puede que no sean ciudadanos o puede que no tengan la documentación apropiada, pero la gran mayoría de los inmigrantes no son criminales”, recordó Budde, ante la incómoda mirada de Vance, que en un momento buscó a Trump.
Bishop Mariann Edgar Budde: "The vast majority of immigrants are not criminals. They pay taxes and are good neighbors...may I ask you to have mercy Mr. President on those in our communities whose children fear that their parents will be taken away." pic.twitter.com/iXaHJrPsof
— CSPAN (@cspan) January 21, 2025
Este tipo de servicio es una tradición desde 1993, cuando el nuevo presidente asiste a una ceremonia de oración la mañana siguiente a su toma de posesión.
Texto final del sermón
"Permítame una última súplica, señor presidente. Millones han puesto su confianza en usted. Y como dijo ayer a la Nación, usted ha sentido la mano providencial de un Dios amoroso. En nombre de nuestro Dios, le pido que tenga misericordia con la gente que está asustada en nuestro país: gays, lesbianas y niños y niñas transgéneros en familias demócratas, republicanas e independientes.
Algunas de ellas temen por sus vidas. Y misericordia con la gente, la gente que recoge nuestros cultivos y limpia nuestros edificios de oficinas, que trabajan en las granjas de pollos y en las plantas de envasados de carne, que limpian los platos después de que comamos en los restaurantes y que trabajan en los turnos de noche en los hospitales.
Puede que no sean ciudadanos que tengan la documentación adecuada, pero la vasta mayoría de inmigrantes no son delincuentes: pagan impuestos y son buenos vecinos, son fieles miembros de nuestras iglesias, mezquitas, sinagogas, gurdwaras o templos"
"Le pido tener compasión, señor presidente, con quienes en nuestras comunidades que tienen miedo de que se lleven a sus padres, y que ayude a quienes huyen de zonas de guerra y persecución en sus propias tierras a encontrar compasión y que sean bienvenidos aquí. Nuestro Señor nos enseña que tenemos que ser misericordiosos con los extranjeros, pues todos nosotros fuimos extranjeros en esta tierra.
Que Dios nos garantice la fuerza y la valentía para honrar la dignidad de todos los seres vivos, decir la verdad los unos a los otros en amor, y caminar humildemente los unos con los otros y con nuestro Dios. Por el bien de toda la gente de esta nación y del mundo"
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