Memorias de Daniel Sánchez Barbero Una misión en El Salvador
“Dedicado a ellos y a quienes su vida por el pueblo”, el libro hay que leerlo de rodillas. Y hay que contemplar las fotos, en idéntica posición, antes y después de restregarse los ojos con piedad y conmiseración"
El Salvador dejó de ser simplemente una referencia geográfico-administrativa de los tiempos colombinos, para convertirse en la actualidad en otra, fundamentalmente cristiana, como centro y justificación de nuestra sacrosanta religión, a la vez que causa y ocasión para la redacción y publicación de este libro y de su actualización con esta reseña bibliográfica.
Y es que El Salvador fue y sigue siendo, uno de los puntos culminantes de la persecución religiosa desatada todavía por los carriles del mundos, emulando, hasta ensombrecer, las que registra la historia en el serial de las propiciadas por los emperadores romanos en el ya clásico y sangriento listado de las mismas, teniendo en cuenta además tantas otras persecuciones como los fundamentalismos “en el nombre de Dios”, le causaron a la Iglesia y a la sociedad en general. La letanía de mártires “salvadoreños”, conocidos o inéditos, es ciertamente sobrecogedora. Algunos de ellos recibieron los honores “oficiales” del martirio y de la canonización, aunque siempre con dificultades y limitaciones, que precisamente contribuyen a hacerlos aún más santos ante el resto del pueblo y de quienes los conocieron y trataron y, por pobres y necesitados, fueron los destinatarios más próximos de los servicios-ministerios a los que consagraron sus vidas.
Y este prefacio resume el sentido y el contenido del libro publicado con el título de “Una Misión en El Salvador”, firmado por Daniel Sánchez Barbero, cuya síntesis nos la ofrece él mismo, desde el pueblo castellano-manchego de Horcajo de Santiago (Cuenca), en el que ahora se halla. “Estos son algunos recuerdos y enseñanzas recibidas durante mi estancia en El Salvador, - parroquia de Santa de los Pobres- que han dejado huella en mi vida y me sirven ahora para construir el presente y también para imaginar un futuro mejor. Y el hecho de ponerlo ahora por escrito es con la intención de que pueda servir a otros que han participado conmigo en la misma historia y misión”.
“Dedicado a ellos y a quienes su vida por el pueblo”, el libro hay que leerlo de rodillas. Y hay que contemplar las fotos, en idéntica posición, antes y después de restregarse los ojos con piedad y conmiseración. Como alargamiento de la foto que preside la portada, con la conciencia de que Mons. Romero ni es ni está, ni solo ni fundamentalmente en su tumba. Está y es, nada más y nada menos que su recuerdo, por más señas interpelante para tantos, con inclusión de algunos miembros de la propia jerarquía eclesiástica, de la que el arzobispo se sentía, y seguirá sintiéndose, hermano en el episcopado.
Con acierto, catecismo y pedagogía, Daniel Sánchez Barbero nos proporciona algunas claves para hacer más provechosa para sí y para los demás, la lectura de sus 126 “humildes” páginas. Las claves son “La Iglesia en salida”, “La Iglesia evangelizadora”, “Promoción y desarrollo liberador”, “Apoyo al proceso del diálogo y de búsqueda de la Paz”, “Las marchas por la Paz y en las ”Primeras Repoblaciones” de refugiados internos y de otros países.
El libro de Daniel es autobiográfico. De verdad de la buena. Sin exageraciones hagiográficas de ninguna clase. Las exageraciones en los satos-santos, felizmente a muchos les parecen otras tantas extravagancias que les hurtan normalidad, a quienes se conformarían con ser y actuar siempre como personas -cristianos- normales. La normalidad es virtud excelsa y excelente, sobre todo, después de haber comprobado cómo la cultivó Jesús, tal y como refieren los santos evangelios.
Daniel fue en El Salvador decidido forofo de RD. y lo sigue siendo ahora, atendiendo pastoralmente tres pueblos de la provincia de Cuenca -Fuente de Pedro Naharro, El Acebrón, y Torrubia del Campo- , además de ser y ejercer de capellán voluntario en el Centro Penitenciario de Estremeras (Madrid VII) .“Lo que dijo Romero de Rutilio” y “El legado de Rutilio”, son próximos títulos bibliográficos posiblemente “canonizables” .
Enterado a su tiempo de la muerte de Dom Pedro Casaldáliga, “que nos visitaba todos los años de la guerra civil en El Salvador, dándonos esperanza y alegre testimonio con su vida de una fe inquebrantable en Las Grandes Causas, que son las Promesas de Dios, por las que él dio su vida”, precisamente en la página 113 de su libro, se identifica y hace suyas estas palabras” Me llaman/ Me llamarán, subversivo./ Y yo les diré: lo soy/. Por mi pueblo en lucha vivo./ Con mi pueblo en marcha voy./ Tengo fe de guerrillero/ y amor de revolución./ Y entre Evangelio y canción,/ sufro y digo lo que quiero.”
Con letra de Dom Pedro, el cántico de Zé Vicente sigue resonando por romerías y celebraciones populares de aquesta manera: ” Vidas pela Vida/ vidas pelo Reino,/ vidas pelo Reino/. Todas las nossas vidas vidas/ como a sus Vidas/, como a Vida d´Ele,/ o Mártir Jesus” ¡Gracias, Daniel¡