Reciedumbre. Esta palabra tan castellana resume la vida intensa de este adalid de la Palabra con las palabras. Porque el P. Gago supo usar las palabras, para dar más luz a la Palabra, luminosa de por sí, de tal forma que nada en ella sobrase o llevasen a equívoco. Se trataba de desterrar las sombras de la luz.
Palabras recias las suyas; porque la Verdad exige concisión, sinceridad, contundencia y reciedumbre.
Este libro -que él no hubiera querido- pretende ser una síntesis de las múltiples facetas que el buen comunicador que fue José Luis Gago de Val, (1934-2012), fraile dominico, vivió y experimentó a lo largo de su vida.
La prensa, la radio, sobre todo la radio, la televisión, los múltiples libros publicados, el trabajo pastoral silencioso, le convierten en un religioso, en un sacerdote a carta cabal.
No es de extrañar que le llamen el santo de la radio, cuya voz aún resuena.