Invitación a la esperanza, de José Arregi (Herder) Un tratado de radiante espiritualidad
(Antonio Aradillas).- "Invitación a la esperanza" (José Arregi, Herder), es un libro, cuya lectura e íntima degustación se recomiendan por sí mismo. Alrededor de la sagrada mesa de su título toman asiento los conceptos de "invitación" -banquete, gratuidad, respeto, comensalía y amigos-, junto con el de "esperanza" -confianza, ofrecimiento y promesa-, "virtud teologal que consiste en creer con firmeza que Dios dará en su día los bienes que tiene prometidos".
Recomienda también su lectura el curriculum -"vida y milagros"- , de su autor, José Arregui Olaizola, que los "hagiógrafos" compendian de esta manera: "doctor en teología por el Instituto de Teología de París, exprofesor del Seminario de Pamplona y en las facultades de teología de Vitoria y Deusto hasta 2,010, que se vio forzado a dejar la Orden Franciscana y el sacerdocio. Actualmente es profesor en la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas de la Universidad de Deusto, autor de varios libros en euskera y castellano"-
El contenido del libro editado en la colección de la "Biblioteca Herder", dirigida por Francesc Torralba, se distribuye en las secciones "Inspiraciones", "Horizontes" y "Figuras", y en las mismas destacan apartados tales como "El sueño de Adán", "La utopía y la esperanza", "La esperanza de Jesús: nuestra esperanza", "Prójimos como Jesús", "Un mundo reconciliado: relatos del Génesis", "Hacia la paz interior", "Pedro Libertad Casaldáliga", "Mujeres por la paz"," "En gracia", "Antxon, el gran caminante"," A Bartolomé, preso", " Nelson Mandela, profeta y político", y, a modo de epílogo, " Cree y espera en ti".
Subrayo con agradecida complacencia que "las reflexiones discurren en tono intimista, a través de comentarios a episodios bíblicos, resaltando valores espirituales relacionándolos con el día a día del lector. Se integran también referencias a obras de la literatura universal y a personalidades de la sociedad actual, dentro y fuera de la Iglesia, que ejemplifican y fundamentan la idea de que es posible contribuir a mejorar el mundo y a uno mismo". "Invitar a la esperanza no consiste en presentar razones para esperar. No necesitamos razones para ello. Necesitamos esperar sin razones, como respiramos o vivimos".
Leído y releído el libro, se llega con facilidad a la conclusión de que es un don de Dios, equipadas sus páginas, hasta rebosar, de humildad, de sencillez, de "pueblo", de sentido común, de humanidad, de actualidad, de purificador, santo y sensato anticlericalismo, de compromiso con la vida, de universalidad y de fidelidad y en plena sintonía con el papa Francisco. El libro lo es de "oración de todas las noticias" y "de todas las cosas", por lo que sus mensajes "religiosos" transmiten constantes e inteligibles señales de libertad, de paz interior, de amistad, de alegría y de gozo.
"Dios no mira al pecador como culpable, sino como perdido y sufriente. Jesús trató a los pecadores como enfermos". "Los extranjeros y los paganos no eran conocidos por la Torá judía como prójimos. Era la suya una "proximidad" particularista y excluyente". "Jesús rompió barreras, transcendió los marcos impuestos por religiones, ortodoxias y estados en sintonía con la aspiración y esperanza del Espíritu". "Jesús proclamó la ternura de Dios a los "pecadores" despreciados por el sistema religioso".
"En su vida itinerante, Jesús se hizo acompañar de manera insólita, lo mismo de mujeres que de hombres y le reconoció a la mujer el derecho pleno a la palabra y a la autoridad de su movimiento en su ruptura con el patriarcalismo secular y milenario. Fue alegre comensal de odiados recaudadores de impuestos y de repudiadas prostitutas".
"Invitación a la esperanza" es un tratado -catecismo- de radiante espiritualidad, pletórico de modernidad, y respuesta feliz y sanante a miedos, desasosiegos, intemperancias e increencias, y más a las revestidas con ornamentos litúrgicos y declaraciones oficiales, u oficiosas, insertas en los boletines diocesanos, o distribuidas por los devotos gabinetes de prensa, aún con la promesa canónica de estar indulgenciadas. El libro de José Arregui invita respetuosamente, es decir, educa, a la felicidad. " Ser feliz, es ser sencillo: lo difícil es ser sencillo".
Lejos de mí en estos instantes intentar abrirles caminos publicitarios a la editorial HERDER para que inste a los "obsequiadores" de libros a que les regalen "Invitación a la esperanza" como libro de cabecera, a todos los obispos y sacerdotes del Reino de España, con la seguridad catequética de que el encuentro con las ideas y los personajes que en el mismo aparecen contribuirá a su recristianización, y a la de aquellos entre quienes ejercen su ministerio pastoral.
Para comprar Invitación a la esperanza (Herder), pincha aquí:
Para saber más, pincha aquí: