Jornada de Formación de Cáritas en Galicia: 'Protección de menores y adultos vulnerables' Luis Ángel de las Heras: "Contribuyamos a construir una Iglesia y una sociedad libres de abusos de todo tipo"
"Descubrir a quienes andan como ovejas sin pastor es una de nuestras misiones más preciadas, como acompañantes todos, al servicio de nuestros hermanos más débiles en Cáritas"
"La Virgen María, reina y madre de Misericordia, cuya memoria estamos celebrando, brilla hoy para que seamos luces de misericordia como nuestro Padre Dios es Misericordioso"
"El hombre nuevo es imagen del discípulo misionero, movido a misericordia, que ve, siente y hace suyas las heridas de quienes han sido maltratados, traicionados, esclavizados, abusados"
"Hermanos y hermanas de Cáritas, comprometámonos hasta el punto de que nadie que llegue hasta nosotros quede defraudado ni, de ninguna manera, abusado o vulnerado"
"El hombre nuevo es imagen del discípulo misionero, movido a misericordia, que ve, siente y hace suyas las heridas de quienes han sido maltratados, traicionados, esclavizados, abusados"
"Hermanos y hermanas de Cáritas, comprometámonos hasta el punto de que nadie que llegue hasta nosotros quede defraudado ni, de ninguna manera, abusado o vulnerado"
Luces de misericordia
Descubrir a quienes andan como ovejas sin pastor es una de nuestras misiones más preciadas como voluntarios, trabajadores, directivos, sacerdotes, consagrados —acompañantes todos— al servicio de nuestros hermanos más débiles en Cáritas, para quienes estamos llamados a ser luces de misericordia. Como las que encontró para salir de la esclavitud y consagrarse a Dios santa Josefina Bakhita, a quien la Iglesia recuerda hoy y nos invita a una Jornada de Oración y Reflexión contra la trata de personas de la que esta santa fue víctima, secuestrada y vendida a la temprana edad de nueve años.
Esta pasión de Cristo por la humanidad, que aparece en el texto del evangelio de Marcos que hemos escuchado (Cf. Mc 6,30-34), nos muestra el camino que hemos de tomar y configura el “poder” que hemos recibido para “servir”, es decir, “estar con” y “para” los demás, pero no “sobre” ni “por encima de” nadie. Un poder, por tanto, que, como el de Salomón (Cf. 1Re 3,4-13), ha de ser rico en sabiduría, no en dinero, ni en halagos fatuos, ni en intereses espurios. La sabiduría que Dios nos concede, cuando la pedimos como el rey sabio, nos ayuda a construir y no a destruir, a levantar y no a derribar, a liberar y no a esclavizar. El tesoro inviolable de cada persona que se acerca a Cáritas, como a cada miembro de la Iglesia, nos ha de desvelar nuestro poder de servicio que da vida, jamás un poder de dominio ni abuso que trae muerte.
La Virgen María, reina y madre de Misericordia, cuya memoria estamos celebrando, brilla hoy para que seamos luces de misericordia como nuestro Padre Dios es Misericordioso. Para que escojamos siempre este camino de la novedad de Cristo y dejemos el camino de la opresión, propio del hombre viejo, cargado de maldad e indiferencia, lejos del Evangelio.
El hombre nuevo es imagen del discípulo misionero, movido a misericordia, que ve, siente y hace suyas las heridas de quienes han sido maltratados, traicionados, esclavizados, abusados. Interiorizar el sufrimiento ajeno nos conduce a curar, a reparar, a liberar y a poner todos los medios a nuestro alcance para que no haya más heridos, teniendo especial cuidado con quienes se acercan pidiendo ayuda y confiando en nosotros.
Hermanos y hermanas de Cáritas, comprometámonos hasta el punto de que nadie que llegue hasta nosotros quede defraudado ni, de ninguna manera, abusado o vulnerado. Que nadie que acuda a Cáritas, o a cualquier otro ámbito de la Iglesia, tenga que decir que, habiendo buscado y esperado luz de misericordia, apoyo y consuelo para iluminar, liberar o reparar su vida, ha encontrado tinieblas de confusión, miedo, vergüenza, culpa, angustia, amargura, inhumanidad… inimaginables.
Nosotros, que afinamos el oído para escuchar los gritos silenciosos de los más débiles, prestemos atención a este alarido ensordecedor de las víctimas de abusos en el que Dios nos está aldabeando. No caigamos en la tentación de sofocarlo y contribuyamos decidida y valientemente a construir una Iglesia y una sociedad libres de abusos de todo tipo.
Hagamos frente, pues, a la manifestación descarada y destructiva del mal con una dedicación solícita a acompañar, escuchar, reparar, proteger, cuidar a las personas humanas por encima de polémicas instrumentalizadoras de los dramas que se han producido o se quieren precaver.
María, madre y discípula misionera de la misericordia, haz crecer en nosotros la entraña misericordiosa de Cristo de modo que tratemos a cada persona, especialmente a las más vulnerables, tal y como Él nos ama y nos envía para amarlas en libertad, en justicia y en verdad.
Etiquetas