Mensaje del presidente del episcopado para el Día de la Patria "Brasil está siendo contaminando por un sentimiento de ira e intolerancia”
"Somos hermanos incluso de aquellos con los que no estamos de acuerdo"
"Nuestra patria no empieza con la colonización europea"
"Es deber cristiano estar del lado de los pequeños, de los que sufren, defender a los indios y sus culturas"
"Cada persona se vacune y respete las medidas de seguridad, fundamentales para evitar la propagación de la enfermedad"
"Es deber cristiano estar del lado de los pequeños, de los que sufren, defender a los indios y sus culturas"
"Cada persona se vacune y respete las medidas de seguridad, fundamentales para evitar la propagación de la enfermedad"
Luis Miguel Modino, corresponsal de RD en América Latina y Caribe
¿Es posible soñar con un Brasil diferente, un país donde todos seamos hermanos? Este puede considerarse el gran reto que el presidente de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB) ha planteado a la sociedad brasileña.
Para ello, Mons. Walmor Oliveira de Azevedo parte de la idea de que "somos hermanos incluso de aquellos con los que no estamos de acuerdo", una afirmación que debe "reconfigurar nuestra vida interior". Esto se convierte en una gran urgencia, "porque Brasil está siendo contaminado por un sentimiento de ira e intolerancia". Una realidad que se hace visible en el hecho de que "muchos en nombre de las ideologías se dedican a las agresiones, a las ofensas, incluso al absurdo de defender el armamento de la población", una crítica velada a Bolsonaro, acostumbrado a insultar y que ha llegado a decir que es mejor comprar armas que comida.
El cristiano "debe ser un agente de paz, y la paz no se construye con armas", insistió Mons. Walmor. El arzobispo de Belo Horizonte cita las palabras del papa Francisco en Fratelli tutti, una fuente de inspiración para "nuestra atención a los que sufren". Este sufrimiento está presente en los casi 20 millones de brasileños que pasan hambre, padres y madres de familia sin alimentos que ofrecer a sus hijos, marcados por una miseria que duele, víctimas del desempleo y de la alta inflación, "acentuando gravemente las exclusiones sociales".
El presidente de la CNBB aboga por políticas públicas que ayuden "a la recuperación de la economía y a la inclusión de los más pobres en el mercado laboral". Recuerda a los pueblos originarios, insistiendo en que "nuestra patria no empieza con la colonización europea", destacando la urgencia de que "la relación con el Planeta debe estar guiada por la armonía".
Mons. Walmor Oliveira de Azevedo denuncia que "los pueblos indígenas, históricamente perseguidos, diezmados, se enfrentan a una grave amenaza". La causa es la "presión de un poder económico extractivo y codicioso que hace todo lo posible por agotar nuestros recursos naturales. Este poder trata de manipular a los responsables de la toma de decisiones, de cambiar los marcos legales, de avanzar sobre las tierras indígenas, diezmando la naturaleza, los pueblos originarios y su cultura". Por eso insiste en que "es deber cristiano estar del lado de los pequeños, de los que sufren, defender a los indios y sus culturas".
El arzobispo de Belo Horizonte llama a cambiar los hábitos, a reconocer las amenazas del cambio climático, a ver que "el consumo excesivo apalanca un modelo económico devastador que conduce al calentamiento global". Esto, según los científicos, provoca "la caída gradual del volumen de agua en los manantiales de nuestro país", consecuencia de la explotación desenfrenada e irracional del suelo, con la tala de bosques. Hace un llamamiento para no dejar que Brasil "sea devastado y se convierta en un páramo". Además de modos de consumo más conscientes, exige la supervisión de las autoridades.
El ejercicio cualificado de la ciudadanía debe inspirar el 7 de septiembre, según el arzobispo, que afirma que "la participación ciudadana en la política, reivindicando derechos, con libertad, está directamente relacionada con el fortalecimiento de las instituciones que sostienen la democracia". Por ello, apela a no dejarse "convencer por quienes atacan a los poderes legislativo y judicial", una actitud cada vez más presente entre los seguidores de Bolsonaro, algo que el mismo presidente incentiva.
Pidiendo que no se acepte la agresión a las instituciones democráticas, señala que "atacar, eliminar, acosar, ignorar para excluir", no combinan con la democracia. La misma actitud se pide en las manifestaciones anunciadas para el Día de la Patria, en las que solicita respetar la vida y la libertad de los semejantes, que deben ser vistos como parte de nuestra gran familia humana. Para el arzobispo de Belo Horizonte, "los desacuerdos no pueden justificar la violencia, la intolerancia nos aleja de la justicia y la paz, nos aleja de Dios, ¡todos somos hermanos!”
Mons. Walmor, ante el Día de la Patria, llama a "rezar juntos para que Brasil encuentre una nueva forma de superar sus crisis, y junto con el mundo superar esta pandemia". Hace un llamamiento para que "cada persona se vacune y respete las medidas de seguridad, fundamentales para evitar la propagación de la enfermedad", como forma de "cuidar de uno mismo y de los demás", lo que define como "un compromiso ético, una tarea cristiana".
Finalmente pide "construir el país que soñamos", como una tarea a realizar cada día, una reflexión del Papa Francisco. Para ello suplica la intercesión de Nuestra Señora de Aparecida, patrona de Brasil y la bendición de Dios. No olvidemos las palabras de Don Helder Cámara, que nos llama a que soñemos juntos, porque "un sueño que se sueña solo es sólo un sueño. Un sueño soñado juntos es el comienzo de una nueva realidad".