El lunes 22 de julio, el Consejo Indigenista Misionero (CIMI) lanzó el Informe Violencia contra los Pueblos Indígenas en Brasil - datos de 2023, en la sede de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB), en Brasilia. En Brasil hay 305 pueblos indígenas, con 116 registros de pueblos en aislamiento voluntario, cada vez más vulnerables ante la lógica que antepone el lucro a la vida.

Falta de derechos e inacción de las autoridades

El lanzamiento, que comenzó con un ritual indígena y denuncias sobre la falta de derechos y la inacción de las autoridades en Mato Grosso do Sul, algo que se agrava ante la falta de demarcación de tierras, contó con la presencia del arzobispo de Manaos y presidente del CIMI, cardenal Leonardo Steiner; el secretario ejecutivo, Luis Ventura; los organizadores del informe, Lucia Helena Rangel y Roberto Antônio Liebgott; la cineasta y antropóloga Ana Carolina Mira Porto; y dos representantes de los pueblos indígenas: el cacique de la Tierra Indígena (TI) Caramuru - Catarina Paraguassu, en el sudoeste de Bahía, Nailton Muniz, Pataxó Hã-Hã-Hãe, y la líder avá-guaraní de la tekoha Y'Hovy, en la TI Tekoha Guasu Guavirá, en el oeste de Paraná, Vilma Vera.

El informe, organizado en tres capítulos y 19 categorías de análisis, presenta un retrato de las diversas formas de violencia y violaciones cometidas contra los pueblos indígenas en todo el país en 2023, el primer año del tercer mandato del gobierno de Lula, que ofreció pocos avances en la cuestión indígena. De hecho, la violencia contra los pueblos indígenas en Brasil continúa, según el informe.

Grito de denuncia y anuncio de la resistencia

De ahí la importancia de este “grito de denuncia, que pretende dar visibilidad a la situación y a la realidad de los territorios indígenas, y es un grito de denuncia y también un anuncio de la resistencia de los pueblos indígenas”, según Luis Ventura. “Es un documento que pretende instigar y exigir a los responsables que tomen medidas urgentes para enfrentar esta violencia permanente y estructural contra los pueblos indígenas”, enfatizó el secretario ejecutivo del Cimi.

“Los pueblos indígenas son testigos vivos de la audacia y perseverancia de la lucha”, afirmó el cardenal Steiner. Denunció cómo a lo largo de la historia de Brasil “los pueblos indígenas fueron perseguidos, después esclavizados, después defendidos por sacerdotes jesuitas”, relatando ejemplos de ello. “Y a lo largo de la historia de Brasil, los pueblos indígenas siempre fueron masacrados”, subrayó el presidente del Cimi, que denunció la muerte, la destrucción de culturas, la desaparición de lenguas. Insistió en “llevar adelante esta verdadera misión que hemos recibido de asumir la causa indígena como causa de la Iglesia”.

El cardenal Steiner dijo que vivimos “un momento extremadamente difícil, porque el Congreso Nacional ha perdido el horizonte de la ética, pero peor aún, ha perdido la moral, porque cree que puede imponer ciertas leyes a los pueblos indígenas, olvidando que existe la justicia que hace posible la ley. Es la ley, es la justicia, y la justicia no coincide con las leyes que se están elaborando y con todos los intentos que se han hecho en el Congreso Nacional”, enfatizando que la Iglesia Católica está con los pueblos indígenas. Prometió entregar un informe a las autoridades brasileñas y al Papa Francisco, “como testimonio del servicio que la Iglesia está prestando en Brasil”.

Denuncias de los líderes indígenas

Los líderes indígenas presentes denunciaron la negación y violación de los pueblos indígenas en Brasil, “que con muchas dificultades y mucha lucha nuestro pueblo ha conquistado dentro de la Constitución”, dijo Vilma Vera. Situaciones de odio y prejuicio, que llevaron a la líder indígena a preguntarse “¿hasta cuándo Brasil verá esta masacre? ¿Hasta cuándo la justicia brasileña oprimirá a la población indígena, creando y aprobando leyes totalmente contrarias a la ley? ¿Hasta cuándo tendremos que perder a nuestros familiares?”, pidiendo que la justicia cumpla su papel, y que la sociedad brasileña les ayude, que Brasil deje de matarlos, que impida la muerte de indígenas, incluidos niños, que tienen derecho a su territorio y como seres humanos.

Nailton Muniz, que se unió a la dirigencia indígena en 1975, relató la violencia sufrida por él y su pueblo durante ese tiempo, con la peor situación ocurrida en enero de 2024. Una situación que fue denunciada por el líder indígena, quien una vez más denunció que “es triste vivir en un país que no respeta nuestra Constitución”, y los derechos que ésta garantiza a los pueblos indígenas. Esto preocupa a los líderes indígenas, que llaman a la organización, incluso espiritual, para lograr la demarcación de las tierras indígenas. Ante los continuos asesinatos de indígenas y la falta de acción de las autoridades, llegan a decir que "el mundo de la justicia está contra nosotros".

Odio y violencia contra quien apoya a los indígenas

Odio y violencia que también afectan a los partidarios y simpatizantes de los pueblos indígenas, según Ana Carolina Mira Porto. Denunció la invisibilidad de la cuestión indígena en la prensa y la impunidad de las agresiones contra los pueblos indígenas y sus simpatizantes. Habló abiertamente de un genocidio en curso, que está causando muertos, heridos y muchas personas traumatizadas. Por eso pidió auto demarcación, justicia y no al Marco Temporal, que hace aún más vulnerables a estos pueblos.

En Brasil, el Congreso Nacional, diputados y senadores pretenden legislar para acabar con los derechos indígenas e incitar a la violencia, según Lucia Helena Rangel. Ella mostró que el informe incluye 150 casos de conflictos por derechos territoriales, 276 casos de invasiones, explotación ilegal de recursos y daños a la propiedad, y 850 casos de omisión y retraso en la regularización de tierras, 411 casos de violencia, incluyendo 208 asesinatos, así como 1.040 niños de hasta 4 años muertos como consecuencia de la omisión del gobierno y 180 suicidios.