Una misión para conocer la realidad de la trata en las fronteras de Brasil con Guyana y Venezuela Comisión de la CNBB contra la trata concluye su misión en Roraima, y pide a la Iglesia abordar el tema de forma más incisiva
La lucha a favor de los pueblos indígenas preparó a la Iglesia de Roraima para la actual lucha a favor de los migrantes
"El CELAM, junto con las conferencias episcopales de cada país, trate esta cuestión del tráfico de seres humanos de forma más incisiva y amplia, incluso con los obispos"
"Queda una mayor concienciación, y esto lleva a una mayor organización como Iglesia y como sociedad para trabajar en red"
"Queda una mayor concienciación, y esto lleva a una mayor organización como Iglesia y como sociedad para trabajar en red"
Luis Miguel Modino, corresponsal de RD en América Latina y Caribe
Los frutos son aquello que queda en la memoria. Después de una semana de misión en la diócesis de Roraima, con visitas a Guyana y Venezuela, de la Comisión Episcopal Especial de Lucha contra la Trata de Personas de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil, ha llegado el momento de concretar los caminos que ayuden en la resistencia, a dar los pasos para que la Iglesia y la sociedad asuman de verdad la lucha contra la trata de personas, para decir alto y claro: "¡La trata de personas existe! ¡Enfrentarla es nuestra misión!".
Una lucha asumida tiempo atrás
Es una lucha asumida en la Amazonía por la Red un Grito por la Vida desde hace más de diez años, y por el Regional Norte1 de la CNBB, que tiene como causa permanente la prevención del abuso, la explotación sexual y la trata de personas. La Iglesia de Roraima, que evangeliza la región desde 1725, y que en 1907 se erigió en prelatura, confiada a los benedictinos de Río de Janeiro, fue desde el principio una Iglesia que hizo una opción por los pueblos indígenas, a un gran coste, pues siempre encontró la oposición de los terratenientes y de la sociedad local. La lucha a favor de los pueblos indígenas preparó a la Iglesia de Roraima para la actual lucha a favor de los migrantes, que podemos decir que también encuentra un fuerte rechazo en gran parte de la sociedad de Roraima.
La misión de la comisión ha sido una oportunidad para que los participantes renueven su esperanza y su compromiso con la causa de la lucha contra la trata de seres humanos, con el fin de lograr un mayor impacto dentro de la Iglesia y en la sociedad. Una visión más amplia de la realidad nos ayuda a ser más conscientes de lo que hay que cambiar, de los retos, del papel que hay que asumir, en comunión, caminando juntos, en sinodalidad, con una fraternidad ampliada, creando redes de enfrentamiento, siempre con la mirada puesta en la atención a las víctimas.
Para ello, es necesario tener datos objetivos, escuchar más ampliamente, dar a la gente, a los migrantes, que confían en la Iglesia católica, la oportunidad de hablar, de caminar sin prisa, de interactuar más con los migrantes, de favorecer una acogida. Una misión que servirá para elaborar informes que ayuden a la labor pastoral y a la influencia política de la Iglesia en una sociedad que no siempre ve con buenos ojos a las víctimas del tráfico de seres humanos.
Un problema global
"Vinimos aquí como Iglesia de Brasil, y vimos la necesidad de dar a conocer mejor la cuestión del tráfico de seres humanos dentro de la propia Iglesia", afirma el obispo de Tubarão y presidente de la comisión, Mons. Adilson Pedro Busin. Desafía a la presidencia de la CNBB y del CELAM a reconocer que el tráfico de seres humanos "es un problema global que debe ser tratado globalmente". Es un problema que abarca a toda América, y tiene que ser tratado en esta dimensión, pidiendo que "el CELAM, junto con las conferencias episcopales de cada país, trate esta cuestión del tráfico de seres humanos de forma más incisiva y amplia, incluso con los obispos".
El presidente de la comisión insiste en que "es un tema candente, atraviesa nuestras fronteras", pero también en sus diversos aspectos, "es un tema presente dentro de cada país, en la explotación sexual, la explotación de mujeres y niños, el trabajo análogo a la esclavitud, esto está en nuestros países". Ante esta realidad, el obispo subrayó que "hay que tratar este tema de manera más amplia". Como comisión, dijo que "nos queda el desafío de ir a otra realidad, a otro estado de Brasil, para movilizar, empujar y provocar a la prensa local, a las autoridades locales, sobre esta cuestión".
Para la diócesis de Roraima, "quedan desafíos mayores, porque somos más conscientes de toda la realidad del tráfico de personas, de la explotación sexual, que está interconectada con muchas otras formas de tráfico, armas, mercurio para la minería ilegal", afirma el obispo local, Mons. Evaristo Spengler. Por otro lado, "queda una mayor concienciación, y esto lleva a una mayor organización como Iglesia y como sociedad para trabajar en red", subraya el obispo.