El Sínodo para la Amazonía despertó en la Iglesia universal el llamado a la misión en la región amazónica. Movidos por ese espíritu, la Conferencia Episcopal Argentina, cuyo presidente Mons. Oscar Ojea fue uno de los padres sinodales, inició en abril de 2022 una misión en el Vicariato de Puerto Maldonado, en la Amazonía peruana, un lugar que se convirtió en un icono tras la visita del Papa Francisco en enero de 2018, donde se puede decir que se dio el puntapié inicial a los trabajos de ese Sínodo.

Apoyo de toda una Iglesia

Impulsado por las Obras Misionales Pontificias la Iglesia argentina buscó asumir la atención pastoral y misionera de una porción del Vicariato Apostólico de Puerto Maldonado. Un apoyo que necesita de recursos materiales, por lo que se ha lanzado una campaña que lleva por nombre Amazonía es tu misión, con la que se busca una ayuda “para que podamos acercar a Jesús a nuestros hermanos de la Amazonía”, según señala la web de la Conferencia Episcopal Argentina.

Una misión inspirada en los sueños de Querida Amazonía, la exhortación apostólica fruto del Sínodo para la Amazonía. Un sueño social que quiere “luchar por los derechos de los más pobres, de los pueblos originarios, de los últimos”, una urgencia ante la “injusticia y crimen, instituciones dañadas y diálogo social”. Un sueño cultural, que lleve a “preservar la riqueza cultural: cuidar las raíces, encuentro intercultural, culturas amenazadas y pueblos en riesgo”. Un sueño ecológico, que posibilite el “custodiar su hermosura y vida natural”. Un sueño eclesial, que haga “crear comunidades cristianas en la Amazonía”.

De la misión de la Iglesia argentina en la Amazonía peruana forman parte 8 misioneros y misioneras, presbíteros, religiosas, laicos y laicas, que acompañan las comunidades de los Ríos Apurimac, Ene y Mantaro, estando divididos en dos comunidades: Mantaro y Chirumpiari. Una región de 150 mil kilómetros cuadrados con una población de unos 350 mil habitantes.