El V Congreso Misionero Nacional, celebrado en Manaos del 10 al 15 de noviembre, con 800 participantes de todas las regiones de Brasil, concluyó con una celebración eucarística en la que fue ordenado obispo Mons. Zenildo Lima. Antes de la celebración, se dio a conocer la carta de compromiso, que muestra el "ardor y el testimonio misionero de la Iglesia en Brasil", buscando "fomentar un nuevo impulso, nuevas luces y motivaciones en el camino misionero más allá de todas las fronteras".

La misión es el paradigma

Recordando el tema "¡Id! Desde la Iglesia local hasta los confines de la tierra", y el lema: "Corazones encendidos, pies en camino", el texto recordó el llamamiento del Papa Francisco a "responder con alegría al Evangelio que hemos recibido". Una carta que afirma que "la misión es el paradigma, el eje que sostiene y alimenta a toda la Iglesia". Esto en "una Iglesia sinodal en misión hasta los confines de la tierra que traspasa fronteras y vive la ministerialidad y la corresponsabilidad, superando el clericalismo. Una Iglesia samaritana que se concreta en el amor a los que viven en las periferias geográficas y existenciales".

La carta reafirma la relevancia y actualidad del Programa Misionero Nacional (PMN), e indica algunas orientaciones para ampliar e impulsar las cuatro prioridades del Programa Misionero Nacional: formación misionera, animación misionera, misión ad gentes, compromiso profético-social, destacando algunos elementos para cada una de las prioridades. Un camino "de búsqueda, escucha y transformación", con "la fuerza de la Ruah Divina para salir al encuentro de los pobres y de los otros, sirviendo al Reino de Dios con un corazón sin fronteras y los pies en camino".

Enviados a proclamar el Reino de la misericordia

Casi 50 obispos, 200 sacerdotes y diáconos, junto con el resto del pueblo de Dios, participaron en la ordenación episcopal, presidida por el cardenal Leonardo Steiner, con monseñor Gutemberg Freire, obispo emérito de Coari, y monseñor Roque Paloschi, arzobispo de Porto Velho, como obispos coordenantes. Una multitud exultante al ver que un hijo de la tierra, formado en la Amazonia, será obispo en la Amazonia, con la bendición de su madre, momento de gran significado, en el que ella confió a Dios el ministerio de su hijo.

En su homilía, el cardenal Leonardo Steiner, arzobispo de Manaos, destacó en la primera lectura (cf. Is 61,1-3a), el envío. Subrayando el hecho de que somos anunciadores, el cardenal Steiner dijo que "no anunciamos estructuras, no transmitimos normas, no presentamos moralismos". Por el contrario, "en nuestro encuentro con Jesús, somos enviados a anunciar el Reino de la misericordia, de la fraternidad, de la esperanza, del amor; de la transfiguración, de la plenitud". Hizo una llamada a "anunciar a todas las criaturas que forman parte del Reino, que en Cristo todas las criaturas se han hecho hermanas, que viven en y de la misma casa común, el Reino".

El amor de Pedro

En el Evangelio, el cardenal destacó que "Jesús busca tres veces el corazón de Pedro: Pedro, ¿me amas?", analizando cómo evoluciona el diálogo entre Jesús y Pedro, que configura a Jesús, "con su humanidad, su finitud, con la ternura de su humanidad". El arzobispo de Manaos dijo que "Pedro despierta de su ingenuidad y le responde que le ama con un amor que trasciende su propia voluntad, un amor sublime, divinizado. Con el amor que recibió de Jesús.

Hizo una invitación al ordenando: "Sígueme sin resistencia, con todo tu corazón, con todo tu afecto, con toda tu mente, con toda tu persona; entero, entero, en cuerpo y alma, de la cabeza a los pies; sígueme en la libertad de tu amor que has recibido de mí, cuidando de mis corderos, apacentando mis ovejas."

Ser obispo desde una perspectiva misionera

Al final de la celebración, llena de muchos símbolos amazónicos, el nuevo obispo dijo a los presentes que "no podría entender este ministerio de obispo si no fuera desde una perspectiva misionera en esta feliz coincidencia de clausurar un Congreso Misionero Nacional con la expresión ministerial de una Iglesia Local". Según el obispo auxiliar de Manaos, "ministerio y misión son expresiones de la Iglesia profundamente entrelazadas".

Agradeció a la parroquia donde fue bautizado, a su familia, donde "la fe se moldeó como esperanza en tiempos tan difíciles y desafiantes", donde "se actualizó con gestos de solidaridad y compasión entre nosotros y hacia los demás". Poco a poco fue descubriendo su vocación y dijo haber sido formado por la Iglesia de Manaos, "en la persona de sus pastores, en su dinamismo pastoral, en su comunión que hoy llamamos sinodalidad", destacando que "la Iglesia de Manaos ha sido siempre el espacio privilegiado de mi formación permanente".

Este pueblo me formó

"Mi ministerio sacerdotal fue moldeado en este suelo amazónico, este pueblo me formó", dijo Mons. Zenildo Lima, recordando "sus ministros, la extraordinaria riqueza de cristianos laicos, las religiosas que fueron verdaderas educadoras y guardianas para que el ministerio que ejercí no cayera en las anomalías del clericalismo". Dijo que vivió la llamada al episcopado "como una llamada a la totalidad. Totalidad en el amor, totalidad en el servicio", y ve "el episcopado de este Regional Norte 1 como una escuela privilegiada".

Un ministerio episcopal que quiere vivir de manera que "mi mirada no se limite a los ambientes eclesiales y eclesiásticos, sino que se extienda a los pequeños, a los rechazados, a los heridos, a los pobres, en las expresiones más dramáticas que se presentan en la historia de esta tierra amazónica: la gente de nuestras periferias, los niños desprotegidos, los jóvenes sin sueños, sin esperanza, sin estudio y sin trabajo, las mujeres sedientas de dignidad y reconocimiento, los ancianos abandonados, los hombres y mujeres de la calle, los migrantes, las comunidades ribereñas, los pueblos indígenas". Porque "son ellos los que reconfiguran nuestros espacios eclesiales".