Un papado que seguirá inspirando a los que no cuentan Francisco, el Papa que se va con sus zapatos puestos

Féretro del Papa
Féretro del Papa

Se fue entre los aplausos, que reconocían el hecho de haberse hecho pequeño, el querer y conseguir ser uno de tantos, en seguir siendo el padre Jorge

Un curar heridas que llevase a concretar el Evangelio de la misericordia, que siempre fue el motor de su vida, desde los tiempos en que recorría los callejones de las villas bonaerenses, para hacer visible que Dios perdona siempre y a todos

Por eso le pedimos, como hacía Re, que rece por nosotros, que su memoria y su enseñanza siga presente entre nosotros, que nos mueva para seguir haciendo lio, construyendo un mundo y una Iglesia menos complicados

Hasta el final, hasta en su despedida, Francisco fue genio y figura. Al último pontífice se le puede considerar un gran metrónomo, que ha sabido medir los tiempos y los gestos. Como buen jesuita, ha puesto al ser humano y el hecho de ser humano en primer lugar y por encima de todo. Un reconocimiento que se ha hecho manifiesto en su funeral, que se convirtió en un gran homenaje de la gente, para la que a lo largo de su pontificado tuvo tantos dones. A ellos, a pesar de su delicada salud, quiso acompañarlos hasta el último día, dando su bendición en el Domingo de Pascua.

Los zapatos del Papa Francisco

Se fue entre aplausos

La simplicidad de los ritos funerarios, el hecho de ser enterrado con sus propios zapatos, sus famosos y gastados zapatos negros, de morir con las botas puestas, hacen memoria de su vida. El arzobispo que andaba en metro, el Papa que se movía en coches populares, nunca podría irse entre pompas. Por el contrario, se fue entre los aplausos, que reconocían el hecho de haberse hecho pequeño, el querer y conseguir ser uno de tantos, en seguir siendo el padre Jorge.

La homilía del cardenal Re, que firmaría el propio Francisco, fue una fotografía bien encuadrada de lo que fue su pontificado. Las palabras y el tono de voz de un cardenal de 91 años son dignas de alabar, dando voz a todo lo que vivió en los últimos años el Papa al que poco a poco se le fue apagando la voz. Una voz que permanecerá como legado, una voz que “ha tocado mentes y corazones”, que decía el purpurado.

Amor concretado en la misericordia

El amor de Francisco a Jesús no se pone en duda, un amor que concretaba en la misericordia para con los descartados. Con ello dejó claro que en su misión como pontífice “no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por todos”. Una cita del Evangelio que fue recordada por el decano del Colegio Cardenalicio, que también insistió en que “a pesar de su fragilidad y sufrimiento final, el Papa Francisco eligió recorrer este camino de entrega hasta el último día de su vida terrenal. Siguió las huellas de su Señor, el buen Pastor, que amó a sus ovejas hasta dar por ellas su propia vida”.

Esas ovejas siempre tuvieron el rostro de la oveja perdida, de las ovejas a quienes la sociedad, y a veces también la Iglesia, descartó. Como reconocía Re, prestó “especial atención hacia las personas en dificultad, entregándose sin medida, en particular por los últimos de la tierra, los marginados”. Ellos, los más sencillos, le entendían bien, hablaba su lenguaje, la jerga de la gente, sabía sacar la sonrisa, hacer el chiste. “Tenía gran espontaneidad y una manera informal de dirigirse a todos”, que decía Re en la homilía. A los brasileños siempre les picaba, como buen futbolero, preguntando: “¿Quién es mejor, Pelé o Maradona?”

Francisco, a su paso por el Coliseo
Francisco, a su paso por el Coliseo

El Papa de las periferias

Un Papa de todos, todos, todos, como la Iglesia que soñaba, “deseosa de hacerse cargo de los problemas de las personas y los grandes males que desgarran el mundo contemporáneo; una Iglesia capaz de inclinarse ante cada persona, más allá de todo credo o condición, sanando sus heridas”, como recordaba el decano. Un Papa de las periferias y que sobre todo viajó a las periferias, iniciando en Lampedusa sus viajes, casi siempre marcados por estar al lado de los invisibles para aquellos que mandan, que por otra parte no dejaron de estar al lado de su ataúd, la gran mayoría reconociendo su gran aportación a un mundo herido por las guerras, la pobreza, la polarización y tantas otras heridas que se empeñó en curar a ejemplo del buen samaritano.

Un curar heridas que llevase a concretar el Evangelio de la misericordia, que siempre fue el motor de su vida, desde los tiempos en que recorría los callejones de las villas bonaerenses, para hacer visible que Dios perdona siempre y a todos. Y hacer eso con alegría, con la Alegría del Evangelio, dejando de lado la cultura del descarte y asumiendo la del encuentro y la solidaridad, la vida en fraternidad, ideas presentes en la homilía de su funeral.

Funeral
Funeral

El cuidado de todas las criaturas

Francisco, siempre preocupado con el cuidado de todas las criaturas, a ejemplo del poverello de Asís. El Papa de la ecología integral, y cuanto le agradecemos eso quienes vivimos en la Amazonía, por la que siempre se preocupó y en la que experimentó su propuesta de caminar juntos como Iglesia, en sinodalidad, construyendo puentes y no muros.

Por eso le pedimos, como hacía Re, que rece por nosotros, que su memoria y su enseñanza siga presente entre nosotros, que nos mueva para seguir haciendo lio, construyendo un mundo y una Iglesia menos complicados, donde el Evangelio marque el camino a seguir, donde los últimos puedan ser los primeros, aquellos que calzan zapatos viejos o que muchas veces no tienes ni zapatos.

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