Homenaje en la Iglesia de las Fronteras a quien fue arzobispo de Olinda y Recife de 1964 a 1985 60 años de la llegada de Helder Cámara a Recife: un episcopado de amor a los pobres y búsqueda de la paz
Una Iglesia en la que las enseñanzas conciliares, la colegialidad, la profecía y la opción preferencial por los pobres, fueron elementos fundamentales a lo largo de más de dos décadas
“El amor a los pobres, una lucha absolutamente cotidiana en la búsqueda del desarrollo de la paz para que los pobres tuviesen dignidad” como grandes intuiciones de don Helder
“Dom Helder soñó con un mundo sin guerras, un mundo sin violencia y sin armas. Don Helder buscó incansablemente que cada hijo, cada hija de Dios tuviese su dignidad”
“La memoria de don Helder perdure y nos enseñe y nos ayude a trabajar por un mundo mejor, un mundo más justo, solidario y fraterno”
“Dom Helder soñó con un mundo sin guerras, un mundo sin violencia y sin armas. Don Helder buscó incansablemente que cada hijo, cada hija de Dios tuviese su dignidad”
“La memoria de don Helder perdure y nos enseñe y nos ayude a trabajar por un mundo mejor, un mundo más justo, solidario y fraterno”
Luis Miguel Modino, corresponsal en Latinoamérica
Hablar de Helder Cámara es hacerlo de uno de los grandes personajes de la Iglesia brasileña en el siglo XX. El Siervo de Dios, arzobispo de Olinda y Recife desde 1964 a 1985, marcó el rumbo de una Iglesia en la que las enseñanzas conciliares, la colegialidad, la profecía y la opción preferencial por los pobres, fueron elementos fundamentales a lo largo de más de dos décadas.
Homenaje en la Iglesia de las Fronteras
Los 60 años de la llegada de don Helder a Recife está siendo motivo de conmemoración en la arquidiócesis brasileña. A los diversos homenajes se ha unido el realizado en su casa, la Iglesia de las Fronteras, en la periferia de Recife, donde en un pequeño cuarto vivió el arzobispo desde 1968 hasta su muerte el 27 de agosto 1999. En esa misma fecha murieron otros dos grandes obispos brasileños, Luciano Mendes de Almeida y José María Pires, el primero en 2006 y el segundo en 2017.
Amigos, admiradores, figuras públicas, representantes de diversas iglesias, entre ellos el arzobispo de Olinda y Recife y segundo vicepresidente de la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil (CNBB), Mons. Paulo Jackson Nóbrega de Souza, se reunieron este 7 de mayo para reconocer el legado de don Helder, que dejó una marca importante en la historia de la arquidiócesis, según el actual arzobispo, que resaltó seis elementos presentes en el discurso proferido por don Helder en el inicio de su misión en Recife, en el Domingo del Buen Pastor, donde aparecen sus grandes intuiciones: “el amor a los pobres, una lucha absolutamente cotidiana en la búsqueda del desarrollo de la paz para que los pobres tuviesen dignidad”.
Un mundo en paz y con dignidad para todos
Un momento de memoria festiva del obispo de la colegialidad, muchas veces incomprendido y perseguido, no sólo por la dictadura militar, sino también dentro de la propia Iglesia católica. Un obispo que soñó con el ecumenismo, con la paz y que todos coinciden tenía una mirada especial para con los pobres. En ese sentido, Mons. Paulo Jackson Nóbrega de Souza resaltó que “dom Helder soñó con un mundo sin guerras, un mundo sin violencia y sin armas. Don Helder buscó incansablemente que cada hijo, cada hija de Dios tuviese su dignidad”.
El actual arzobispo señaló que “nosotros conservamos esa memoria, ese legado de don Helder está todavía vivo”, reconociendo que ha sufrido modificaciones a lo largo de la historia. El pensamiento de don Helder se perpetua “en las grandes intuiciones, en las pastorales sociales, en la búsqueda de la caridad, en las muchas instituciones de la Vida Religiosa femenina, sobre todo inserida, que continúa haciendo grandes obras inspiradas por don Helder Cámara. Hay un gran legado conservado hoy en nuestra querida y amada arquidiócesis de Olinda y Recife”, concluyó el actual arzobispo, que pidió que “la memoria de don Helder perdure y nos enseñe y nos ayude a trabajar por un mundo mejor, un mundo más justo, solidario y fraterno”.
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